El Papa confiesa que robó una cruz de las manos de un cura fallecido

Francisco y una particular excepción al séptimo mandamiento
Fue de las manos del padre Aristide, de la parroquia del Santísimo Sacramento, de Buenos Aires, conocido por ser un gran confesor. De hecho, recibió a Juan Pablo II durante su visita a Argentina. Francisco la lleva consigo a todas partes.
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