Son hombres y mujeres anónimos que desafían a los
yihadistas y salvan las vidas de sus vecinos y recuerdan el gesto del
empresario Oskar Shindler, quien salvó a 1.200 judíos durante la Segunda
Guerra Mundial.
El observador permanente de la Santa Sede ante
las Naciones Unidas, monseñor Tomasi advirtió que la comunidad
internacional tiene la responsabilidad de intervenir ante las
atrocidades cometidas por los yihadistas.
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