miércoles, enero 24, 2007

Papá, ¿dónde está Dios?

Hoy, al llegar del trabajo, mi hijo me abrazó y luego muy serio me preguntó:
- Papá, ¿Dónde está Dios?

Después de reflexionar unos segundos le contesté:
Hoy escuché su voz en ustedes mi familia, en mis compañeros de trabajo, en el médico que me atendió en la clínica.
Hoy disfruté su compañía cuando una persona me hizo un gran favor y se interesó en mis proyectos.
Hoy percibí su presencia en un picaflor que cruzó por mi ventana.
Hoy Dios se hizo presente, acordándome dónde había guardado mi tarjeta de estacionamiento.
Hoy su calor, su luz se hizo presente en una magnífica puesta de sol. Bajando por una colina en mi auto, pude ver esa magnífica escena del ojo de Dios ya enrojecido de tanto velar por nosotros, escondiéndose entre las nubes, y diciéndome: "hasta luego". Desapareciendo poco a poco, y dejándose ir entre el aire y el agua del inmenso mar. El cielo se iluminaba por sus rayos naranja, entrelazados entre las nubes, y acariciando los verdes montes de este hermoso lugar.

Es impresionante ver cómo a veces oscurece más temprano, cómo Dios nos regala el día y la noche, y esconde su ojo rojizo que parece lavarse en la mar con agua purificadora, para aparecer tan blanco y esplendoroso en la luna.

¡Oh! Maravilloso Señor... ¡Qué poderoso eres, que no descansas un sólo instante! Siempre velas por nosotros, y jamás nos dejas en tinieblas. Porque aún el ciego, tiene la dicha de tener luz en Tu presencia.

Hijo mío:
- Dios está en todas partes. Descubramos la presencia de Dios en todo lo que nos rodea y demos gracias a diario por su infinito amor.

Autor Desconocido

SEÑOR:

Cuando tenga hambre, mándame a alguien que necesite comida.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite una bebida.
Cuando tenga frío, mándame a alguien que necesite calor.
Cuando tenga un disgusto, preséntame a alguien que necesite un consuelo.
Cuando mi cruz se haga pesada, hazme compartir la cruz del otro.
Cuando esté pobre, ponme al lado de alguien necesitado.
Cuando me falte tiempo, dame a alguien que necesite unos minutos míos.
Cuando sufra una humillación, dame la ocasión de alabar a alguien.
Cuando esté desanimado, mándame a alguien para darle ánimos.
Cuando sienta necesidad de la comprensión de los demás, mándame a alguien que necesite la mía.
Cuando sienta necesidad de que me cuiden, mándame a alguien a quien tenga que cuidar.
Cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia otra persona.

Haznos dignos Señor, de servir a los que viven y mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy. Dales a través de nuestras manos el pan de cada día, y danos a nosotros amor, comprensión, paz y alegría. Gracias Señor.

Madre Teresa de Calcuta

Un abrazo y que Dios te bendiga

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