martes, junio 22, 2010

Más vaciamiento institucional

Las irregularidades en la Inspección General de Justicia muestran que también este organismo ha sido depredado

Causa grave preocupación el uso abusivo del poder de policía administrativo, y, lamentablemente, hay que señalar que otro de los organismos que ha sido también depredado, y vaciado de contenido, durante el último año (además de ser usado con fines políticos), es la centenaria Inspección General de Justicia, el organismo que tiene a su cargo el control de las sociedades anónimas, el otorgamiento y remoción de la personalidad jurídica, y la supervisión y control del funcionamiento de las sociedades, de las asociaciones civiles y de las fundaciones.

Asentar registros irregulares de quiebras en una provincia remota y que los acreedores en Buenos Aires nunca se enteren y se queden sin cobrar; ocultar bienes para evitar perderlos en una demanda de divorcio; ceder acciones de una sociedad sin que sea publicado, o apropiarse de empresas de personas fallecidas son maniobras posibles si son alterados los registros oficiales de las sociedades comerciales. De allí la importancia de que las constancias estén asentadas en la IGJ.

Sin embargo, una supuesta organización ilícita que ofrece servicios irregulares como los descriptos más arriba fue desbaratada días atrás por el juez federal Norberto Oyarbide, que detuvo a cuatro personas, entre ellas dos empleados de la Inspección, un escribano y un gestor. El juez allanó el organismo, secuestró computadoras del área de rúbricas y del área de civiles, y se detuvo en la mesa de entradas del organismo. Habría también una investigación en curso de un alto funcionario de la IGJ, que no es su titular.

En una escalada de decadencia realmente sin precedente, el organismo ha sido puesto a disposición del clientelismo y las persecuciones. Ha descendido, en cambio, en el cumplimiento de sus funciones reglamentarias inundado por la desorganización, la indisciplina, la morosidad, cierta ineptitud técnica y una creciente ineficiencia. La situación apuntada está afectando al personal profesional y de carrera de la institución que, como testigo inmediato del desmanejo del organismo, no puede sustraerse de una mezcla natural de frustración y desánimo.

Hay clientelismo en lo que es ya una superpoblación de personal sin calificaciones adecuadas. Los "punteros" de Quilmes, Berazategui, La Plata y algunos otros municipios del superpoblado cordón industrial bonaerense han obtenido nombramientos de candidatos con llamativa facilidad. Hay toda una nueva franja de personal, compuesta por bisoños directores generales, algunos de los cuales son recién salidos de las aulas universitarias, sin la experiencia ni la idoneidad requeridas.

Hay uso político cuando, por ejemplo, se ataca a la Bolsa de Comercio por haber cumplido con su deber respecto de Papel Prensa, negándose a entregar información reservada al sector bursátil que le fuera solicitada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Hay persecución e injerencia indebida en temas como el que afecta hace ya dos años a la intervenida Universidad Kennedy. Hay descontrol, por ejemplo, respecto de los clubes de fútbol, cuyo saneamiento no se exige ni sus balances se auditan. Hay pasividad en el caso de la consultora financiera El Chapel S.A., de la familia presidencial. También respecto de las sociedades vinculadas con el lamentable caso Skanska.

El organismo, como otros, luce hoy más como un arma de presión a disposición del gobierno nacional, que como un instrumento de regulación y control, tal cual lo impone la ley.

No hay comentarios.: