domingo, enero 12, 2014

Reflexión

Vivimos en un mundo con un ritmo muy acelerado, y pareciera que nunca nos ponemos al día con todas las demandas de esta velocidad. Tratamos más duro, trabajamos más rápido, y estamos más tiempo ocupados, pero aún parece que las personas que nos demandan un poco de nuestro tiempo son más numerosas que lo que podemos manejar.
¿Cómo te hace sentir esto? ¿Frustrado? ¿Preocupado? ¿Enojado? ¿Cansado? Estos sentimientos son señales de alarma, que nos indican que tenemos que dedicar más tiempo a nosotros mismos, a solas con Dios. ¡Pero nos sentimos culpables de bajar el ritmo por nuestro propio bien!

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos muestra que no deberíamos sentirnos culpables. Es buena medicina espiritual, apartarse del ritmo del mundo, por un breve tiempo, y olvidar los requerimientos agitados de la vida diaria.
Es el principio del Sabbath, el día de descanso bíblico que Dios mismo se tomó. ¿Necesitaba el Creador restaurar las energías gastadas después de crear el universo? Por supuesto que no. Es un ejemplo para nuestro beneficio.

El Sabbath no es en realidad un día en particular de la semana, es acerca de priorizar la buena salud mental, física y espiritual.
A medida que Jesús se volvía más popular, las demandas de su tiempo se incrementaron. De igual manera su necesidad humana de tomarse tiempo lejos de todo. No esperó que las multitudes disminuyeran. No terminó Su lista de tareas antes de retirarse. Él hizo de la necesidad del Sabbath una prioridad normal.

Jesús no habría podido darse completamente a las multitudes si no hubiese pasado tiempo dándose totalmente al Padre y sentándose tranquilamente, el tiempo suficiente para recibir todo del Padre. No podemos dar a los demás lo que no tenemos, y no podemos recibirlo si no nos tomamos tiempo para alimentar nuestra relación con Dios.

Si no pasamos tiempo permitiéndole al Padre alimentar nuestros espíritus, ¿cómo podremos vencer las tentaciones de la carne? ¿Cómo podremos sentirnos gozosos en lugar de frustrados? ¿Cómo podremos estar en paz en vez de preocupados? ¿Cómo podremos mantenernos calmados cuando las cosas van mal? ¿Cómo podremos encontrar nuevas fuerzas cuando demandas inesperadas nos golpean aún después de estar cansados?

¿Dónde está tu lugar desértico? Cuanto más ocupado estás, más necesitas pasar tiempo allí. Cuánto más duro te resulte estar a solas con Dios sin distracciones, más necesitarás un lugar tranquilo.

¿Cuándo es tu tiempo de oración, de máxima prioridad, antes de tus ocupaciones? Este es el momento más importante del día. ¡Toma lo que necesitas!

¿Qué pasa si has estado asintiendo con tu cabeza vigorosamente ante estas palabras, pero simplemente no ves la manera de tomarte el tiempo libre que necesitas para vacaciones o un Sabbath, o un momento tranquilo en el día con Dios?

Intenta lo que yo hice en noviembre: Toma un momento, ponlo en el calendario, diles a todos que este evento sagrado está escrito en piedra, y confía el "¿cómo?, ¿dónde?" a Dios. Él arreglará un plan genial.  


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