viernes, septiembre 08, 2006

Lo primero es la vida, después la religión

Azul, (Buenos Aires), 8 Set. 06 (AICA)

"El centro mismo del hecho cristiano es la vida. Una vida que esperamos tendrá su consumación definitiva en la existencia ilimitada, más allá de la muerte, en la plenitud de Dios", dijo monseñor Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma.

"Pero, muchas veces, en la enseñanza y en consecuencia en la práctica cristiana, se ha pervertido radicalmente una de las enseñanzas básicas de Jesús en su Evangelio", añadió. "La vida propia de los hijos de Dios empieza por la práctica de la justicia con los demás motivada por el amor a Dios".

El prelado sostuvo que el cristiano "sabe que participa de la misma vida de Dios y desde ya, en esta existencia. Su existir cotidiano, con todo lo que supone para cada persona, es participación de Vida Divina".

"La primera consecuencia de este hecho cristiano -explicó-, es que lo primero es la vida. Después de la vida, está la religión". Monseñor Hesayne aclaró que, para el que tiene fe en Jesús y su Evangelio, "la religión vale y resulta aceptable en tanto en cuanto sirve para defender la vida, potenciar la vida, dignificar la vida". La originalidad de la religión cristiana está en que se funde con la vida misma, es decir, la religión cristiana toma su consistencia en la vida misma".

De todas maneras, "no se trata de negar o suprimir los actos religiosos", destacó, "que son válidos y necesarios en tanto y en cuanto fortalecen la vida y la vida cristiana".

En ese sentido hizo especial referencia al apóstol Santiago, al decir que "hace consistir la religión en la vida misma, concretamente en la vida solidaria con quienes, en su época, llevaban la vida más sufriente".

Por último, preguntó si la comunidad cristiana "puede celebrar o participar de la misa -definida como ‘fuente y cumbre de la vida cristiana’- sin denunciar el aborto que mata, la droga que mata, la injusticia social que mata por hambre, desnudez, falta de higiene y techo digno, enfermedades sin atención elemental".

Además cuestionó que se pueda "siquiera pensar en ser cristiano piadoso y no preocuparse por las necesidades espirituales y materiales de gente de su propio barrio, pueblo o ciudad". "Si alguien piensa así, nada ha entendido de lo que debe ser la Iglesia del Dios de Jesucristo", concluyó.+

Texto completo de la homilía

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