lunes, octubre 12, 2009

Nuestra Sra. del Pilar

En el archivo de la iglesia de Zaragoza se conserva un antiguo códice con los Morales de san Gregorio Magno. En sus últimas páginas se refiere la aparición milagrosa de la Virgen en ese lugar. Según dicha relación, escrita por mano anónima, Santiago el Mayor, hermano de san Juan Evangelista e hijo de Zebedeo, por inspiracion divina y después de despedirse de la santísima Virgen, fue a predicar el evangelio a las tierras de España. Dejó, pues, Jerusalén y se dirigió al confín occidental de Europa. Pasando por Asturias llegó a Oviedo, donde convirtió a un pagano. De esta manera, entrando por Galicia predicó en la ciudad de Padrón. Se encaminó hacia Castilla, llamada España Mayor, y pasando después a Aragón, conocida como España Menor, en Zaragoza a orillas del Ebro, predicó y convirtió a ocho infieles. Con esos conversos el apóstol hablaba durante el día del reino de Dios, y por la noche salía a la ribera del río para tomar algún descanso. En este sitio dormían un rato y después se entregaban a la oración, evitando de este modo ser molestado por los gentiles. Pasado algunos días, esta Santiago con dichos fieles, hasta la medianoche dedicado a la contemplación y la oración. Dormidos por el cansancio los ochos discípulos, el bienaventurado Santiago oyó una voces y poniéndose de rodillas, vio a la Virgen, Madre de Cristo, sentada en un pilar de mármol.
María llamó al santo apóstol y le dijo: "He aquí, hijo mío Santiago, el lugar señalado y destinado para mi honor, en el cual por tu diligencia se ha de construir una iglesia en mi memoria. Mira bien este pilar en que estoy sentada, alrededor del cual colocarás el altar de la capilla. En este lugar obrará la virtud del Altísimo portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio, y este pilar permanecerá en este sitio hasta al fin del mundo, y nunca faltarán en esta ciudad verdaderos cristianos".
Lleno de alegría el bienaventurado Santiago con esta visión y consolación tan maravillosa, empezó inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y lo ayudaron en la tarea los ocho que había convertido. La basílica que se halla a la vera del Ebro tiene el referido pilar como un altar. Con el correr de los siglos este templo ha sido reconstruido, ampliado y embellecido hasta convertirse en el actual.

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