viernes, noviembre 17, 2006

El mal de la conciencia aislada

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, formuló severas advertencias respecto de ciertos rasgos negativos de la corporación política argentina. También se refirió a otros factores disolventes que conspiran, en nuestro país, contra la consolidación de un auténtico espíritu de integración social. El cardenal analizó estos temas en el I Congreso de Evangelización de la Cultura, celebrado en la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y dedicado a examinar el rol de los católicos en la política y en la sociedad de nuestro tiempo.

Bergoglio censuró "la hipocresía" y "la suficiencia" de los políticos argentinos, que toman distancia -dijo- de los problemas reales y concretos de la gente y, por lo general, actúan únicamente en función de sus cálculos y conveniencias personales. Al mismo tiempo, afirmó que uno de los grandes problemas de nuestro país consiste en la tendencia de muchos actores sociales a cultivar una "conciencia aislada" de la realidad, que les impide acceder a una vivencia clara y profunda de las necesidades que afectan a la comunidad en general. El arzobispo responsabilizó por ese y otros males a la existencia de "elites ilustradas" que con frecuencia actúan como entes de laboratorio y se muestran incapaces de asumir un auténtico compromiso social.

Asimismo, el arzobispo tejió algunas reflexiones sobre la participación de personalidades provenientes del ámbito religioso en las contiendas políticas, en evidente alusión al triunfo de la lista encabezada por el obispo Joaquín Piña en los recientes comicios de Misiones. Frente a las objeciones que algunas personas formularon respecto de esa intervención de dirigentes religiosos en una competencia electoral, afirmó que siempre habrá sectores dispuestos a criticar a la Iglesia "haga lo que haga". Y sintetizó su pensamiento con esta frase significativa e iluminadora: "Si viene Dios, lo critican. Si no viene, también lo critican". En otro pasaje, exhortó a los participantes del congreso a tener "un corazón de niño". Es necesario -señaló- tener un corazón abierto, "que nos salve de la conciencia aislada y de la hipocresía".

En el pensamiento del cardenal primado, la incapacidad de los actores sociales para salir de su aislamiento y participar de una visión de conjunto de las necesidades de la comunidad está en la base de la debilidad del sistema político y social de los argentinos. En armonía con esa concepción del compromiso político y social, y en coincidencia con esa vigorosa exhortación del cardenal primado, el director del Programa de Evangelización de la Cultura de la UCA, Guillermo Cartasso, comprometió el esfuerzo de los dos mil participantes del congreso a brindarle a la sociedad, desde el ámbito de acción de los católicos, gestos claros y concretos de unidad, de paz, de desarrollo y de concordia, en el marco de una auténtica y movilizadora política de integración social.

Muchas veces hemos dicho que ningún sector de la sociedad argentina es responsable exclusivo de la gravísima crisis que se abatió sobre el país en las últimas décadas. El proceso de decadencia institucional al que fuimos arrastrados fue consecuencia de responsabilidades múltiples y compartidas. Pero mientras algunas instituciones y algunos sectores del país han hecho públicamente su autocrítica por los errores cometidos en el pasado, el sector político no ha analizado todavía su cuota de responsabilidad ni se ha mostrado arrepentido por los hechos que alejaron a la Argentina, de manera tan ostensible, de la senda del progreso y del crecimiento.

Por eso las palabras del cardenal encierran un profundo sentido. Al clamar contra la "hipocresía" y la "suficiencia" de los políticos, está señalando la necesidad de un autoexamen de conciencia por parte de quienes todavía no han asumido públicamente su voluntad de reconocer los errores del pasado y de avanzar hacia una rectificación integral y profunda de su manera de concebir y concretar sus estrategias y de asumir sus responsabilidades públicas. Hay que insistir en esto: los políticos no fueron los únicos responsables de la crisis que llevó a la Argentina a una postración de la que aún no hemos emergido. Pero ellos son parte de una República que necesita mirarse a sí misma con espíritu y vocación de autocrítica.

http://www.lanacion.com.ar/859098

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