miércoles, noviembre 08, 2006

Neuronas de exportación

El último número de la revista CTS , editada por el Centro de Estudios Sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior (Redes), ofrece un exhaustivo informe sobre la movilidad internacional de profesionales en ciencia e ingeniería. Es uno de los temas candentes para el proceso de acumulación de capital humano de los países, que interesa tanto a quienes toman las decisiones... como a los padres de jóvenes universitarios.
"La preocupación por el destino de los mejores y los más brillantes es probablemente el tema que mayor atención concita dentro y fuera de los círculos de especialistas", escribe Lucas Luchilo, de Redes.
El foco de atención está puesto en el flujo internacional de estudiantes de doctorado y posdoctorado, que dejan sus lugares de origen para ir a finalizar su formación en países del mundo desarrollado, en especial en los Estados Unidos.
Los datos que presenta el dossier de Redes son apabullantes. l Se estima que alrededor de dos millones de estudiantes se encuentran matriculados en universidades extranjeras. Cerca del 80%, en Europa y los Estados Unidos. Esa cifra ascendía a 800.000 hace dos décadas y podría crecer a 7.000.000 en 2025. l
Los Estados Unidos reclutan a alrededor de un tercio de los estudiantes extranjeros de todo el mundo. l Ese país recibe una cantidad de estudiantes de posdoctorado equivalente al resto de los 30 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. l En 2001, el porcentaje de doctorados que se quedaron en los Estados Unidos alcanzó el 71% (contra el 49% en 1989). l
Es más, según varios especialistas, Estados Unidos es un país competitivo e innovador en parte gracias a más de ocho millones de personas altamente calificadas nacidas en el extranjero que trabajan en su territorio. A esto habría que agregar que sólo el 43% de los científicos argentinos formados en los EE.UU. regresa al país, y que hay allí un investigador argentino por cada uno de los científicos que quedan acá.
Sin duda, un problema difícil y sin solución a la vista. Entre otras cosas, porque aunque a todos se nos ponen los pelos de punta cuando bajan las reservas del Banco Central, pocos reaccionamos del mismo modo ante la pérdida de esta riqueza incalculable.

Por Nora Bär
ciencia@lanacion.com.ar
http://www.lanacion.com.ar/856701

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