viernes, noviembre 27, 2009

Contaminación lumínica: el fin de la noche


La Tierra de noche

Cuando el avión se eleva en el cielo nocturno y uno se asoma a la ventanilla, recién entonces es consciente del brillante monstruo que habitamos, ese mar de luz que es Buenos Aires. Pero nuestra capital no es más que una de las miles de ciudades del mundo que todas las noches inundan sus calles con iluminación artificial, dando la oportunidad a sus habitantes de continuar sus actividades diurnas.

Hemos hecho de la noche una extensión del día, con los muchos beneficios y las serias consecuencias que esto acarrea. De todos los tipos de contaminación, la lumínica es de las menos conocidas, quizás porque sus efectos se han manifestado tan gradualmente que hemos llegado a percibirlos como normales.

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