miércoles, abril 19, 2006

Manos a la obra

Dice un antiguo proverbio chino: "Oigo y olvido, veo y recuerdo, hago y comprendo".

Esta "perlita" de sabiduría oriental explica el relato de uno de los cientos de libros que desde mañana a las 14, cuando abra sus puertas al público la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, se presentarán en el predio ferial de Palermo: El niño y la ciencia. La aventura de la mano en la masa (Siglo XXI Editores, 2006).

Con este volumen se inicia la Serie Mayor de la colección Ciencia que Ladra. La obra, escrita al cumplirse diez años el exitoso programa que llevó el número de chicos que toman clases de ciencia en Francia del 3 al 35% del total, debería considerarse de lectura ineludible para todo aquel que esté al frente de una clase de jardín de infantes o de primaria, y puede leerse como declaración de principios o guía introductoria.

Pasa revista a una década de experiencias que lograron lo que se creería imposible: poner al pensamiento científico en el centro de la formación intelectual de los chicos; seducirlos con sus maravillas, pero también con su precisión, y estimularlos a explorar el lenguaje haciendo un relato pormenorizado de sus experimentos.

"[La ciencia] inculca el rigor del espíritu, el deseo de comprender, cierta forma de no arrogancia, el gusto por la cultura y la apertura a lo universal (...) Se ubica en el corazón de la reflexión y del pensamiento, del que constituye una de sus más bellas provincias", escriben los autores, el premio Nobel Georges Charpak, Pierre Léna e Yves Quéré, todos físicos.

La idea de "La mano en la masa" surgió de una visita que los tres profesores hicieron en 1992 a la escuela de un barrio pobre de Chicago donde el premio Nobel Leon Lederman conducía un programa centrado en la enseñanza de matemáticas y ciencia experimental.

También por esa época una iniciativa del Instituto de Tecnología de California lograba reanimar el deseo de saber en veinticinco mil alumnos que vivían por debajo de la línea de pobreza y los reconciliaba con la escuela.

A su regreso de los Estados Unidos, Charpak, Léna y Quéré decidieron poner manos a la obra y "de manera perfectamente insólita y tal vez única en la historia de la escuela primaria francesa", expresaron "no el deseo de una lejana reforma, sino la promesa de un acompañamiento cotidiano a los maestros".

Con la ayuda de jóvenes graduados de la célebre Escuela Politécnica, de París, y más de trescientos docentes pioneros, encararon el desafío de diseñar un sistema que llevara a los chicos a descubrir la naturaleza por sí mismos, "a través de su cuestionamiento, de sus hipótesis, de su capacidad de razonar, en esa dialéctica entre realidad sensorial y reflexión intelectual que es propia de toda investigación".

Gracias al apoyo de la Academia de Ciencias de Francia -creada en 1666- y una intensa colaboración internacional, se diseñaron herramientas, maletines de materiales y documentos escritos, y se desarrolló un completo sitio de Internet -una novedad de la época- para asistir a los interesados. Charpak, Léna y Quéré aseguran que "La mano en la masa" demuestra que es posible "un cambio profundo de la educación escolar". ¡Cómo no soñar... que aquí también podamos hacerlo!

Por Nora Bär ciencia@lanacion.com.ar

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