Déjame que te cuente, de Jorge Bucal (Clarín domingo 12-09-2004)
La madre había partido a la mañana temprano y dejando a sus hijos a cuidado de Marina, una joven de 18 años a la que a veces contrataba para hacerse cargo de ellos a cambio de unos pocos pesos. Desde que el padre había muerto, los tiempos eran demasiado duros como para arriesgar el trabajando faltando cada vez que la abuela se enfermaba o se ausentaba de la ciudad. Cuando el novio de la jovencita llamó para invitarla a un paseo en su auto nuevo, Marina no dudó. Después de todo, los chicos estaban durmiendo, como cada tarde y no se despertarían hasta las 17 horas. Apenas escuchó la bocina, cargó su bolso y descolgó el teléfono. Tomó la precaución de cerrar la puerta del cuarto y se guardó la llave en el bolsillo. Ella no quería arriesgarse a que Pancho despertara y bajara las escaleras, para buscarla; después de todo tenía sólo 6 años y en un descuido podía tropezar y lastimarse. Además, pensó, si eso sucediera, cómo explicaría ante su madre que el niño no la había encontrado… Quizás fue un cortocircuito, o tal vez una chispa del hogar a leña; el caso es que cuando las cortinas empezaron a arder el fuego alcanzó las escalera de madera que conducía a los dormitorios. La tos del bebé, producto del humo que se filtraba por debajo de la puerta, lo despertó. Pancho saltó de la cama y forcejeó con el picaporte para abrir la puerta pero no pudo. De todas maneras, si lo hubiera conseguido, él y su hermanito de meses hubieran sido devorados por las llamas en pocos minutos. Pancho gritó llamando a Marina, pero nadie contestó a su pedido de auxilio, así que corrió al teléfono que había en el cuarto (él sabía como marcar el cuarto de su mamá) pero la línea no tenía tono. Pancho se dio cuenta que debía sacar a su hermanito de allí. Intentó abrir la ventana que daba al alero del jardín, pero era imposible para sus pequeñas manos destrabar el seguro y aunque lo hiciera quedaba la malla de alambre que sus padres habían instalado para protección. Cuando los bomberos terminaron de apagar el incendio, el tema de conversación era el mismo:…. ¿Cómo pudo ese niño tan pequeño romper el vidrio y luego el enrejado con el perchero? ¿Cómo pudo ese niño cargar al bebé en la mochila? ¿Cómo pudo caminar en el alero con semejante peso y bajar por el árbol? ¿Cómo pudo salvar su vida y la de su hermano? El viejo jefe de bomberos, hombre sabio y respetado les dio la respuesta: -Pancho estaba sólo… y pudo hacerlo, entre otras cosas, porque no tenía a nadie que le dijera que no iba a poder.
domingo, septiembre 04, 2005
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