Divorciados vueltos a casar y comunión: No es una ley de la Iglesia, sino de Dios
Aclara el cardenal Francis Arinze CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 octubre 2005 (ZENIT.org).- El cardenal Francis Arinze aclaró este jueves a los periodistas que la prohibición de comulgar a los divorciados vueltos a casar no es una ley inventada por la Iglesia, sino que obedece a la ley de Dios.
Al intervenir en una rueda de prensa en el Vaticano, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, recogió el parecer que, según él, han expuesto en esta primera fase del Sínodo sobre la Eucaristía, que comenzó el 2 de octubre, los 230 padres sinodales, en su mayoría obispos, que han tomado la palabra.
El cardenal Arinze, quien es también co-presidente de la asamblea sinodal, en respuesta a un cronista que le preguntaba si la Iglesia podría dar la comunión a divorciados vueltos a casar, afirmó: «No vemos esto como ley de la Iglesia, sino como ley de Dios». «Si dos personas se han casado y, si ese matrimonio es válido ante a Dios y ante la Iglesia, aunque ese matrimonio haya fracasado, no tenemos el poder de deshacer un matrimonio que es válido ante Dios y la Iglesia», explicó el cardenal nigeriano.«¿Qué hacer? --se preguntó-- Una cosa es tener compasión por ellos porque sufren, y algo muy distinto es decir que pueden encontrar otro marido u otra mujer y vivir juntos y recibir la comunión».
«Son miembros de la Iglesia, pero en este estado no pueden --ateniéndose a la verdad de vida-- acceder a la comunión», insistió. «Nosotros no somos más que ministros, y tenemos que responder ante Dios», concluyó.
En su relación después de la discusión, pronunciada en la tarde de este miércoles, el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, explicó que este tema ha sido afrontado por varios padres sinodales, quienes subrayaron «la importancia de una atenta pastoral de comunión con ellos» «Dos padres han pedido explorar caminos de misericordia.
En particular, algún Padre invitó a los obispos a promover enérgicamente la dimensión pastoral de los tribunales eclesiásticos, con posibles simplificaciones de funciones y procedimientos, favoreciendo su creación allí donde no existen», recordó. En la rueda de prensa de este jueves el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara (México), aclaró que con esta petición no se busca menos rigor por parte de los tribunales.«Las declaraciones de nulidad matrimonial tienen que hacerse según la verdad canónica --afirmó el purpurado, que también es co-presidente de este Sínodo--. Lo que se pide es que no haya burocracia, sino que los procesos duren menos tiempo para ayudar a las personas». ZS05101304
viernes, octubre 14, 2005
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