El peligro de las drogas sintéticas
Durante la década del 60 gran parte del mundo vivió la epidemia del consumo de marihuana. En los años 70 y 80 nació y se extendió el consumo de la peligrosa y adictiva pasta básica de cocaína (PBC), y en los 90 comenzó la era de las drogas de diseño: drogas sintéticas que han sentado sus dominios especialmente en las discotecas y en las interminables fiestas conocidas como "rave". El consumo de estas sustancias ha crecido de modo exponencial en los últimos años, sobre todo en Europa. Allí hizo furor durante el verano que acaba de concluir una droga sintética llamada GHB (ácido gammahidroxibutírico) o "éxtasis líquido".
Es fundamental combatir el consumo de estas sustancias prohibidas y advertir, sobre todo a los jóvenes y adolescentes, que hay otro tipo de drogas más allá de la marihuana y la cocaína, cuya utilización produce daños irreversibles. El GHB emergió como un problema toxicológico en 1990 cuando los herboristas, drogueros y gimnasios lo presentaban como una alternativa segura a los esteroides. Cuando los médicos norteamericanos comprobaron decenas de casos de intoxicación -con mareos, confusión, náuseas, temblores, espasmos, depresión del sistema nervioso central y depresión de la respiración-, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos prohibió su uso como suplemento nutricional, restringiéndolo sólo al medicinal con supervisión profesional.
Desde entonces, esa droga ha sido implicada en varias muertes y, según la Administración para el Control de Drogas de aquel país, desde 1995 ha matado más que el éxtasis. El GHB puede producir alucinaciones, delirio, euforia y también tiene efectos anestésicos. Se ha usado en violaciones planificadas, aprovechando el carácter inodoro e insípido de la sustancia, que es mezclada con gaseosa o cerveza y es bebida sin que se advierta su presencia. Los primeros síntomas pueden ser somnolencia, hipotonía, confusión, cefalea y desequilibrio y, posteriormente, evolucionar hacia un estado de coma con alteraciones respiratorias severas por depresión del sistema nervioso central. El uso excesivo y las altas dosis pueden causar disminución del ritmo cardiorrespiratorio, sobre todo si es mezclado con alcohol, y causar la muerte.
Algunos jóvenes creen que las drogas les ayudarán a pensar mejor, a ser más populares, a mantenerse más activos o a ser mejores atletas; otros simplemente sienten curiosidad y creen que probarlas no les hará daño y hay quienes las usan porque quieren encajar en un grupo. Muchos consumen estupefacientes para ganar la atención de sus padres o porque creen que las drogas les ayudarán a escapar de sus problemas. La lucha contra las drogas y las adicciones no debe limitarse sólo a las sustancias tradicionales, como la marihuana y la cocaína.
Es necesario explicarles a los chicos y adolescentes que hay otro tipo de drogas que son tan peligrosas o peores que aquéllas, ante las que deben extremar los cuidados porque la oferta para su consumo siempre llega disfrazada de buenas intenciones. Frente a esto, los padres deben esforzarse para que sus hijos comprendan los riesgos de las sustancias prohibidas. Es de desear que las autoridades utilicen las experiencias ajenas y tomen las medidas necesarias para impedir que esta poderosa droga sintética llegue a causar entre nosotros los estragos que ya ha provocado en los Estados Unidos y en Europa.
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jueves, octubre 06, 2005
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