jueves, enero 26, 2006

El futuro del periodismo: controlados por los blogs

La enorme expansión de los sitios web está produciendo profundas modificaciones en la tarea de informar. Ahora ya no sólo los periodistas tienen la palabra sino que los distintos protagonistas de la información difunden su versión de los hechos, cuestionan y obligan a los medios tradicionales a interactuar con su público

NUEVA YORK.- Nunca entable una pelea con alguien que compra la tinta por barril, aconseja un antiguo dicho. Durante décadas, tanto los famosos como los desconocidos siguieron ese consejo. Aun cuando los protagonistas de las noticias periodísticas se sintieran malentendidos o maltratados, era improbable que reaccionaran contra los periodistas o los editores, porque creían que el poder de la prensa le garantizaba (a la prensa) la última palabra.

Pero Internet, especialmente con la potencia amplificadora de los blogs, está cambiando todo eso. Los protagonistas descontentos descubrieron hace una década que podían usar la web para poner las cosas en claro o para analizar los artículos y exponer la actitud tendenciosa de un periodista o un comentario desatinado.

Y ahora se ha ido un paso más allá. Los protagonistas -tanto de los artículos de los periódicos como de las emisiones televisivas- responden con los mismos métodos que emplean los periodistas para generar artículos o programas -entrevistas grabadas, intercambios de e-mail, registros escritos de llamadas telefónicas- y los publican en sus sitios web. Esta nueva arma de la guerra de los medios está cambiando el centro de gravedad respecto de la manera en que se elaboran y presentan las noticias, y tiene consecuencias para el futuro del periodismo.

Fue el caso de "Nightline", el programa de ABC News, que en agosto pasado emitió un segmento sobre el diseño inteligente que al Discovery Institute, un conservador centro de intercambio de información de los defensores del diseño inteligente, no le gustó nada. Al día siguiente, el instituto publicó en su sitio web la transcripción de la entrevista realizada por "Nightline" pocos días antes a uno de los directores de la institución, con el objetivo de corregir las breves citas difundidas por televisión.

El instituto no acusó a "Nightline" de haber cometido errores. En cambio, instó a los lectores a examinar la entrevista íntegra porque la transcripción revelaría "el tono predecible de algunas de las preguntas" formuladas por el equipo del programa. "Esta es su oportunidad de ver lo que ocurre entre bastidores con los guardianes de los medios nacionales, de ver cómo filtran y dejan afuera nuestros puntos de vista y la información que no coincide con sus estereotipos", escribió en el sitio web Rob Crowther, vocero de la institución.

Hacia nuevas normas

La impresión de transcripciones, mensajes de e-mail y conversaciones, y la posibilidad de conseguir información a partir de motores de búsqueda como Google, ha dado poder a aquellos a los que Jay Rosen, blogger y profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York, denomina "la gente antes conocida por el nombre de público".

"En este nuevo mundo, el público y la fuente de la información son editores", dijo Rosen. "Ahora les dicen a los periodistas: ?Nosotros también somos productores. De modo que la entrevista es un punto intermedio entre nosotros. Ustedes producen a partir de ella, y nosotros también´. De ahora en adelante, en una situación de entrevista potencialmente hostil, ésta será la norma".

Todos estos acontecimientos han obligado a los periodistas a responder de distintas maneras, incluyendo una mayor franqueza acerca de sus métodos y técnicas y una mayor conciencia en cuanto a la manera en que filtran la información. "En la medida en que uno sabe que hay alguien que monitorea cada palabra, se ve obligado a ser aún más cuidadoso, lo cual es bueno", dijo Chris Bury, el corresponsal de "Nightline" cuya entrevista fue publicada por el Discovery Institute. "Pero los lectores y espectadores deben advertir que una entrevista es sólo parte de la historia".

Publicar en la web material original se está convirtiendo en una estrategia de relaciones públicas de los grupos de interés, las empresas y el gobierno. Ahora el Pentágono y el Departamento de Estado publican en Internet transcripciones de las entrevistas a los altos funcionarios o las envían por e-mail a los periodistas, tal como lo hace el despacho del vicepresidente Dick Cheney. Un ejemplo temprano del cambio que había experimentado la situación se produjo en 2001, cuando David Kirkpatrick, quien entonces cubría las noticias de la industria editorial para The New York Times, escribió un artículo sobre Dave Eggers, autor de "A Heartbreaking Work of Staggering Genius". Eggers publicó en su sitio web una respuesta de 10.000 palabras quejándose del tono del artículo, e incluyó los intercambios que ambos habían mantenido por e-mail, y que Kirkpatrick le había pedido que permanecieran en privado.

Los periódicos y las emisoras de TV en general llegan a un público más amplio que los blogs, y Eggers se ocupó de esa asimetría cuando explicó en su sitio web por qué reproducía los mensajes por e-mail de Kirkpatrick: "Es el único remedio conmensurado con el impacto que me causó el artículo original". Pero el poder de los blogs es exponencial: los artículos de los blogs pueden vincularse y reproducirse instantáneamente en la web, creando un efecto bola de nieve que con frecuencia se abre paso hasta los medios tradicionales. Más aún, los blogs tienen una vida más larga que los artículos de los medios tradicionales. Un artículo original de un periódico desaparece habitualmente del sitio web gratuito de ese medio a los pocos días de publicado, y se hace inaccesible a menos que se lo compre a los archivos del periódico, mientras que la versión del blogger sigue estando disponible eternamente.

En otro caso que involucró al Times, Andrew Ross Sorkin, periodista de finanzas, entrevistó a Mark Cuban, el millonario de la industria tecnológica, vía e-mail, para hacer una columna sobre la inversión que Cuban había hecho en una empresa de Internet. Cuban quedó descontento con la columna y publicó el intercambio de e-mails, provocando una amplia discusión en Internet acerca de, entre otras cosas, el valor de ver el material en bruto de un periodista.

Muchos bloggers dijeron que los periodistas debían publicar habitualmente ese material, otros cuestionaron la necesidad de verse bombardeados con cada fragmento de información cruda y sin editar, preguntándose dónde acabaría la cosa. Aunque la publicación del material en crudo suele apuntar a dejar mal parado al periodista, a veces suele tener un efecto de bumerán. En 2004, el Pentágono se embarcó en una disputa con Bob Woodward, del Washington Post, por unas citas de su libro "Plan of Attack", que eran atribuidas al Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, acerca de la invasión de Irak. Esas citas no habían aparecido en la transcripción oficial que el Pentágono había difundido de la entrevista, pero sí aparecían en la transcripción de Woodward, y el Pentágono tuvo que admitir que había borrado esas partes.

A veces, los protagonistas de los artículos incluso publican el material en la web antes de que el artículo sea publicado, adelantándose al periodista y difundiendo antes su propia versión. Eso ocurrió en 1999, cuando "20/20", el programa de ABC News, entrevistó a funcionarios de una empresa llamada Metabolife International. La empresa consiguió la filmación de la entrevista y la publicó en su sitio web antes de que se emitiera el programa. Era algo tan inusual en ese momento que la empresa compró espacio publicitario en los diarios para instar a los lectores a ver la entrevista en Internet.

"Se hace eso todo el tiempo", dijo Rebecca MacKinnon, una ex corresponsal de CNN que es ahora investigadora del Berkman Center for Internet and society en la Escuela de Leyes de Harvard, donde estudia el efecto de los blogs sobre el periodismo. "Los entrevistados -observó- se disgustan por ser citados fuera de contexto o si les hicieron una entrevista de media hora y sólo se usa de ella una oración. Si uno es alguien de los cada vez más numerosos bloggers, tiene un lugar donde poner las cosas en claro."

Danny Schechter, editor ejecutivo de MediaChannel.org y ex productor de ABC News y CNN, dijo que, aunque la participación activa de tantos lectores era muy saludable para la democracia y para el periodismo, también ha permitido que el partidismo se disfrace de crítica contra los medios y ha dado lugar a una nueva forma de virulencia. "Ahora está bien demonizar al mensajero", dijo. "Eso ha producido un discurso muy descortés e incivilizado, donde resulta aceptable gritar más fuerte, desacreditar, quitar legitimidad y denigrar a las personas dedicadas a informar, cuestionando su metodología y atribuyéndoles motivaciones que suelen ser injustas".

Los periodistas dicen que esta situación los obliga a cambiar el estilo de trabajo, y algunos han empezado a preguntarse si pueden justificar la manera en que filtran la información. "Tenemos que ser más transparentes sobre la manera en que conseguimos el material", dijo Craig Crawford, columnista de Congressional Quarterly y autor de "Attack the Messenger: How Politicians Turn You Against the Media". "Hemos pretendido ser como sacerdotes que convierten el agua en vino, como si fuera un proceso secreto. Esa época ya terminó".

Algunas agencias publican en la web transcripciones de sus entrevistas y algunos periodistas hacen lo mismo con sus materiales. Stephen Baker, redactor especial de BusinessWeek, ha publicado en la web no sólo transcripciones de sus entrevistas sino también los artículos de su sitio web, afirmando que le gusta involucrar a sus lectores en el proceso periodístico. "A veces les digo: ?ésta es mi entrevista. ¿qué historia hubieran escrito ustedes?´", dijo Baker. El periodismo, agregó, solía ser un proceso del tipo "antes y después", algo muy parecido a preparar la comida: se cocinaba privadamente en la cocina, y después se servía la comida. Ahora, concluyó, "se vigila el proceso en todos sus aspectos".

Aunque algunos dicen que están aprendiendo a aceptar esta interacción, también les preocupa que la opinión de muchos bloggers -que afirman que los periodistas deberían publicar sus materiales crudos porque si no filtran la información según sus propias tendencias- ignoran el valor de la función tradicional del periodismo: moldear una red amplia de información, conseguirla de fuentes reticentes, condensarla y presentarla de manera ordenada. Jamie McIntyre, corresponsal de CNN en el Pentágono, dijo que la capacidad de tamizar la información y presentarla en su contexto es especialmente vital ahora debido a la proliferación de otras fuentes de información. "Con Internet, los blogs, los mensajes de texto, los soldados que escriben sus propias versiones desde el frente, mucha gente trata de presentar las cosas según su propia realidad", dijo. "Ya no me preocupa averiguar cada detalle cinco minutos antes que cualquier otro. Es más importante conseguir la información y decirle a la gente qué significa".

McIntyre predijo sin embargo que el periodismo tradicional y el arte de destilar la información no desaparecerán. "La mayoría de la gente -explicó- no tiene tantas horas diarias para leer la web, y quieren que alguien les diga rápida y sucintamente lo que necesita saber".

Por Katharine O. Sleeye
© The New York Times y LA NACION

Traducción: Mirta Rosenberg



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