lunes, enero 09, 2006

"Los errores más grandes se han hecho con el aplauso colectivo"

Guillermo Villarreal. MAR DEL PLATA. CORRESPONSAL mdelplata@clarin.com

—Tomando en cuenta cómo finalizó el año, en una cruzada contra el Gobierno por la modificación del Consejo de la Magistratura, ¿qué augura para este año que se inicia?

—Será extremadamente difícil, pero por otro lado liberador. Lo que viene es paradojal.

—¿Dónde ve esa paradoja?

—Es que, por un lado, hay que enfrentar la enorme dificultad que plantea la metodología fascista del Gobierno, legitimado por bastos sectores de la sociedad, y por otro, porque es algo que tenía que suceder.

—¿Por qué?

—Es mejor que suceda antes. Cuando denunciaba la metodología fascista decían que exageraba. Seis meses después todo el mundo usa ese término. La situación no es fácil.

—No cree que la situación pueda cambiar...

—Pero tengo la profunda esperanza de que se aprenda. O se aprende por lucidez, o por dolor. Pero acá parece que se aprende por dolor.

—Quiere decir que no habrá cambios en el Gobierno en cuanto a los métodos que denuncia.

—Mucha gente confunde fascismo con totalitarismo. El fascismo tiende a cooptar y comprar a las organizaciones intermedias, a los medios de comunicación, amedrentarlos, persigue opositores, y tiene liderazgos que fomentan el resentimiento popular por largos fracasos. En las sociedades que tuvieron muchos fracasos, muchas frustraciones, existen liderazgos que fomentan una especie de reivindicación vengativa del resentimiento.

—¿Quién gana entonces?

—Los que no tienen precio. Aunque el camino sea difícil, esta pelea la ganamos los que no somos susceptibles de ser cooptados.

—El panorama que está dando para 2006 no es nada alentador...

—Es que va a ser difícil. Pero quiero que todo el mundo pase un buen verano, y yo también. Es que hay hechos objetivos: entrega de reservas del país, intento de aniquilamiento de la Justicia, vaciamiento parlamentario y operaciones sucias contra la prensa y la oposición. Parece inevitable que Kirchner empiece a desarrollar al extremo su propia lógica de poder.

—Se acaban de desembolsar casi 10 mil millones de dólares para cancelar la deuda con el FMI. Cualquiera diría que se está lejos de una crisis.

—Para nosotros es un error enorme. Pero los errores más grandes de este país se han hecho con el aplauso colectivo: Malvinas, el Plan Brady, la privatización de YPF. Se trata de un llamado a nosotros, como sociedad. ¿Qué nos pasa que no vemos lo obvio? ¿Qué nos pasa que a las entregas las disfrazamos de liberación?

—¿Sobre qué temas va a trabajar fuerte el ARI este año?

—Trabajaremos en el Congreso, nos votaron para eso, independientemente de avanzar en la construcción del partido.

—López Murphy lanzó la idea de un foro opositor.

—Hicimos un enorme esfuerzo a fin de año para acordar con toda la oposición el rechazo del Consejo de la Magistratura. Estas cosas no pueden ser usadas política ni electoralmente.

—Llamó la atención verla en esos días junto a Mauricio Macri. ¿Qué relación tiene con él?

—No hay relación. El acuerdo fue de todos los bloques opositores del Parlamento. Era imprescindible. No implica ningún acuerdo político ni electoral.

—El tema de la corrupción recurrente en su discurso.

—Es que actualmente está en niveles iguales o mayores que en la década menemista. Mayor en obras públicas, en minería, en transporte.

—¿Sus legisladores porteños votarán la destitución de Aníbal Ibarra en el cargo?

—Algunos diputados del ARI son miembros del jurado, ellos tienen obligaciones.

—Pero usted debe tener alguna postura tomada...

—Yo no voy a tomar parte.

—¿Cree que el Gobierno va a poder frenar el avance de la inflación?

—No en estas circunstancias. Pero es una inflación controlable si se tiene racionalidad. Lo que este gobierno tiene es una profunda crisis de racionalidad política. Si eso se traslada a la realidad económica esto no se arregla.

—Habrá recorrido Mar del Plata y visto las obras que dejó la Cumbre de las Américas. ¿Qué más dejó?

—Un papelón para todos los argentinos. Nunca un país anfitrión se portó como la Argentina en la Cumbre. Cuando el presidente del país anfitrión trata de hacer electoralismo fácil con una cumbre de presidentes, habla de la barbarie de ese presidente, pero también deja muy mal parado al país.

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