sábado, enero 07, 2006

Esposo, amordace a su mujer

La historia tuvo un desenlace penoso, que hiere la sensibilidad de los millones de argentinos empeñados en creer aún que las actitudes autoritarias hieren de extrema gravedad al sistema democrático. A fines del año que acaba de terminar, el mayor del Ejército Argentino Rafael Mercado fue puesto en disponibilidad y pasado a retiro por causa de las opiniones de su esposa.

No tembló el pulso de quienes por ese motivo, de hecho y de derecho amparado por la facultad constitucional de expresarse en libertad, no dudaron en truncar una honrosa carrera profesional y privar de sustento a un matrimonio con siete hijos en edad escolar. Como es público, María Cecilia Pando de Mercado había criticado al presidente de la República en dos cartas de lectores publicadas en LA NACION. Después, fue candidata por una fracción opositora en las recientes elecciones de renovación parlamentaria.

Poco o nada les importó a los responsables de esa sanción que en abril último, época en que fueron difundidas aquellas misivas y el jefe del Estado Mayor de Ejército, teniente general Roberto Bendini, las retrucó aplicándole 20 días de arresto a su subordinado, una oleada de pronunciamientos adversos -incluso provenientes de entidades defensoras de los derechos humanos- forzase al propio primer mandatario a disponer la cancelación de ese castigo. Bendini parecería no haber recordado que en aquella oportunidad se comprometió públicamente a que no iba "a haber ninguna represalia contra Mercado".

Al parecer, tampoco nadie se ha preocupado por medir cuán mal paradas saldrán nuestras instituciones fundamentales de este ingrato episodio. Una vasta franja de la sociedad lo siente en carne propia como otra destemplada demostración de la proclividad a incurrir en actitudes autoritarias e intolerantes en que están cayendo con frecuencia algunos integrantes del gobierno nacional. No son admitidos los pareceres adversos. Ni siquiera se los rebate con argumentos valederos.

Hasta ahora, quienes los emitían eran blanco de acres reprimendas, pero de aquí en adelante y visto el ejemplo presente, los emisores de opiniones que difieran de los pareceres oficiales tendrán que pensarlo dos veces antes de hacerlas públicas. El mayor Mercado fue tildado de "elemento pernicioso para la disciplina". Es curioso, porque su foja de servicios consigna que estuvo entre los diez primeros de su curso de la Escuela Superior de Guerra y que obtuvo las mejores calificaciones en la Escuela de Inteligencia.

Que haya podido saberse, los reglamentos militares no incluyen las opiniones de los cónyuges entre los factores que atentan contra el correcto comportamiento de los integrantes de las fuerzas armadas. Quienes se desempeñan en los diferentes niveles y reparticiones de nuestra administración pública deberían tomar cumplida nota de lo acontecido al mayor del Ejército Argentino Rafael Mercado por no haberse ocupado de fiscalizar y censurar las manifestaciones políticas de su esposa, dama mayor de edad, plenamente habilitada para ejercer sus derechos cívicos y gozar de las libertades individuales que le garantiza la Constitución. Nadie puede asegurar que esta arbitrariedad inadmisible no será repetida cada vez que en las cumbres del poder alguien se sienta lastimado por una opinión desfavorable.

http://www.lanacion.com.ar/770447

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