martes, mayo 09, 2006

Cambiar el modelo de salud para que crezca la economía

Jeremy Rifkin. ECONOMISTA. AUTOR DE "EL SUEÑO EUROPEO" (PAIDOS, 2004)

Una insistente pregunta empieza a acosar a los Estados Unidos y Europa: todos quieren saber qué es lo que desacelera la productividad y la competitividad en muchas de las economías más ricas del mundo. Si bien algunos analistas siguen responsabilizando a las políticas laborales inflexibles, los trabajadores mimados, los déficit educacionales y a la dirección explotadora, hay otra realidad inquietante.

Los trabajadores de muchos de los países más ricos del mundo están cada vez más gordos, hacen menos ejercicio, siguen fumando, toman demasiado y están más estresados, todo lo cual hace que aumente su propensión a las llamadas "enfermedades de la riqueza".

En primer lugar, la obesidad experimenta un marcado aumento en los Estados Unidos y Europa. En los EE.UU., uno de cada tres trabajadores es obeso, mientras que en Europa uno de cada cuatro chicos tiene sobrepeso. La tasa de obesidad en Japón y Corea, en cambio, es de sólo un 3,2%. Otros países asiáticos tienen tasas de obesidad igualmente bajas.

El tabaquismo es también un factor importante en la mala salud de los trabajadores. Fumar provoca en Europa más de un millón de muertes anuales por cáncer y enfermedades cardíacas. Los trabajadores prósperos también hacen menos ejercicio.

La forma de vida relacionada con la tecnología moderna, el trabajo sedentario y los entretenimientos pasivos hacen que los trabajadores se vuelvan más vulnerables a enfermedades crónicas y mortales. Suena increíble, pero el 60% de los europeos y los estadounidenses no hace ninguna actividad física enérgica. El estrés también va en aumento a medida que las exigencias de una cultura instantánea y omnipresente generan una constante presión sobre los trabajadores, lo que se traduce en un gran incremento del síndrome de déficit de la atención e hiperactividad.

La mala salud de los trabajadores también significa un descenso de la productividad por el creciente ausentismo, pero también por lo que los profesionales de recursos humanos llaman "presentismo" pero encubre muchas veces el deterioro del desempeño laboral por una menor energía, mala concentración y aumento de los errores y accidentes.

¿Hay una respuesta al deterioro de la salud de los trabajadores ricos y al concomitante aumento del costo laboral y la pérdida de productividad?

Sí. La solución es de una notable simplicidad, pero exige un cambio de paradigma en la forma en que la sociedad aborda el tema de la salud y el bienestar de la ciudadanía. Estudios realizados en los últimos treinta años proporcionaron pruebas concluyentes de que entre el 60 y el 70% de las enfermedades más graves se relacionan con riesgos medioambientales modificables.

Tanto la mala alimentación como la obesidad, la falta de ejercicio, el estrés, el tabaquismo y el excesivo consumo de alcohol contribuyen a la mala salud. Sin embargo, los EE.UU. y la mayoría de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) dedican un pequeño porcentaje de los fondos gubernamentales a la prevención: vacunaciones, chequeos anuales y medicación apropiada. Los EE.UU. dedican menos del 5% del presupuesto federal de salud a prácticas convencionales de prevención, y menos del 1% de cada dólar de investigación se gasta en impulsar una salud orientada a un cambio de com portamiento. Los países europeos son aún menos activos en ese sentido.

Una serie de grandes empresas globales, alarmadas ante el costo creciente en atención médica y la disminución de la productividad, trabajan con profesionales de la salud a los efectos de lograr que el modelo de salud pase del tratamiento de enfermedades al impulso del bienestar. Los resultados que obtienen son increíbles. Con el objeto de mejorar la salud y la calidad de vida de sus empleados, las empresas instalan gimnasios en los lugares de trabajo o pagan las cuotas de clubes y entrenadores, sólo sirven comidas saludables en los comedores empresarios y proporcionan información gratuita sobre nutrición a los trabajadores y sus familias. También ofrecen asesoramiento profesional en el manejo del estrés y otros servicios de promoción de la salud.

¿Por qué a las empresas les interesa hacer un gasto adicional en la promoción del bienestar? Porque se trata de una inversión que tiene un rédito notable. Por cada dólar que se invierte en programas de prevención y promoción de la salud, las compañías ahorran entre tres y ocho dólares en reducción de los costos de salud y en un aumento de la productividad, consecuencia de menor ausentismo y "presentismo". Hay que destacar que la promoción de la prevención y la salud no reemplaza la actual cobertura médica gubernamental, sino que se trata de un complemento, una forma de contribuir a que los trabajadores tengan una vida más saludable y productiva.

En momentos de una creciente competencia global, las economías más maduras tienen que descubrir nuevas estrategias para aumentar la productividad y asegurar el crecimiento económico. Una fuerza de trabajo saludable tanto el plano físico como en el mental, es uno de los puntos más importantes a tener en cuenta para desarrollar una economía sostenible.

Copyright Jeremy Rifkin y Clarín, 2006. Traducción de Joaquín Ibarburu.

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