sábado, mayo 27, 2006

El legado de los ancestros

Amarantos Argentinos producirá este año 100 toneladas. Con el INTI está desarrollando harinas, popeado, copos y snacks.

Liliana Cobelo, para Clarín del 26.05.06

Las antiguas civilizaciones que poblaron América del Sur conocían muy bien la importancia del amaranto, una planta dicotiledónea que da un grano con alto contenido proteico (la harina integral que se obtiene posee entre 16 y 24% de proteína, superior a la de los cereales).

Luego, con la conquista española, la cosa cambió, pero 500 años más tarde —cuando la ciencia moderna asegura que las dietas precolombinas eran superiores a las que se consumen actualmente en la misma región— es tiempo de revancha para el amaranto.

Sus características están facilitando el trabajo de reinserción, ya que se puede aprovechar como verdura, forraje, en la elaboración de alimentos y también de cosméticos, colorantes y hasta plásticos biodegradables.

Es un cultivo eficiente que puede prosperar en condiciones agroclimáticas adversas: sequía, altas temperaturas o suelos salinos, resultando promisorio su desarrollo en la zona semiárida de la Argentina.

En Traslasierra

En la Argentina, hay muy pocos cultivos y uno sólo de escala comercial considerable: Amarantos Argentinos SRL, liderado por Héctor Sánchez y su esposa María Eugenia, con varios campos en el Valle Traslasierra, provincia de Córdoba, que suman casi 120 hectáreas en producción (37,5 hectáreas cerca de Nono, otras 26 hectáreas en Bajo de Corrales y 50 hectáreas más en el departamento Pocho).

Es la superficie más grande destinada a este cultivo a nivel nacional. Hace 12 años que empezaron a probar con el amaranto y hace 5 que se largaron a producir de manera extensiva. Tras ensayo y error, este año aspiran a llegar a las 100 toneladas de producción.

El matrimonio Sánchez ya metió las máquinas al campo y está a pleno con la cosecha, con rendimientos que van de los 470 a los 1.000 kilos por hectárea, según la zona y el clima que hayan tenido (la falta de agua complica el cultivo). Por ahora, trabajan en secano, pero en el corto plazo piensan incorporar sistema de riego. "El amaranto se adapta muy bien a esta zona, a los suelos pobres e improductivos", comentó Héctor a Clarín Rural.

"Nuestro sistema se basa en una siembra mecanizada al voleo, sembramos sin hilerar, cargando bastante la densidad. Así logramos retener una mayor humedad en el suelo, atacar las malezas zonales y se nos facilita la cosecha, porque por una cuestión de competencia la plata crece menos de alto y es más chica.

Sembramos la segunda quincena de diciembre y cosechamos más o menos a los 135 días", contó.El problema del amaranto es la maduración despareja en el lote y en la misma planta. "Si hiela, la maduración se empareja y a los 10 días se puede entrar con la máquina", explicó Héctor. La máquina es una cosechadora Vassalli, adaptada por ellos mismos a una semilla chiquita.En 2007, piensan duplicar la producción y crecer en superficie cultivada, "si comercializamos bien este año", se encargó de aclarar.

Tienen idea de dejar el 50% del amaranto procesado en el país y el resto exportarlo, de hecho ya están mandando muestras a la empresa austríaca Life—Power, que importa amaranto para la elaboración de panes, con un éxito muy importante en Europa. Además, hay dos firmas locales líderes que quieren comprarle parte de la producción para hacer productos con valor agregado."
Apuntamos a exportar sin desabastecer el mercado interno", subrayó Sánchez

La tarea de aquí en más va a ser desarrollar el mercado interno y el externo. Y en esto, algo tiene que ver el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Con valor agregado

Entre Amarantos Argentinos y el INTI se armó una alianza estratégica. "El año pasado nos contactamos con la firma, que nos proveyó de 3000 kilos de amaranto, con los que desarrollamos harinas pregelatinizadas, popeado, copos y snacks", contó a Clarín Rural el Ing. Nicolás Apro, director del INTI.

¿Y esto con qué se come? Veamos. Las harinas pregelatinizadas "se obtienen por un proceso de extrusión muy controlado, que permite tratar el grano a alta temperatura durante corto tiempo, con el objeto de pregelatinizar los hidratos de carbono y viabilizar las proteínas. Esto es hacerlas más digeribles y disponibles, eliminar los factores antinutritivos y bajar la carga microbiana. Todo sin perjudicar el valor nutritivo del grano", indicó Apro.

En tanto, el popeado, "es hacer lo mismo que con el maíz pisingallo, es decir explotar los granos para hacer pequeños copitos que son útiles para elaborar barras y otros productos", explicó. En cuanto al copeado, "es hacer copos como los de avena" y los snacks son como "chizitos" (expandidos) pero de estos productos, con excelente valor nutricional", detalló Apro.

Para encarar todos estos procesos en el INTI están instalando una nueva planta piloto multipropósito, más eficiente y con mayores controles.A partir de todo este intercambio de ideas, se decidió firmar un convenio de asistencia técnica mutua en cuanto a desarrollo de productos, ensayos y aplicación a productos de consumo humano, búsqueda y evaluación de los mercados de exportación, integración de la cadena de valor y apertura de mercados.

La empresa continúa en sus desarrollos en el área de genética, cultivo y cosecha y el INTI en las áreas de desarrollo, caracterización de los productos y usos en alimentos. Juntos desarrollarán los temas de búsqueda de mercados, promoción, difusión y exportación.

La etapa de sumar valor agregado se concretará en el Centro de Cereales y Oleaginosas de 9 de Julio, en su planta piloto. "De este modo se pretende crecer no sólo en la integración de la cadena de valor de este interesante producto, sino en definir un camino al que se podrán sumar otros productores de amaranto del país", adelantó Apro.

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