sábado, mayo 20, 2006

Las posibilidades que tiene el ñandú
Alternativas productivas con el sello de argentinidad

En el país hay unos 60 productores, que en total suman unas tres mil hembras y sacan cerca de 10 mil animales para faena.

Por Jorgelina Vidal de Clarín

En Zárate, a poco más de una hora de distancia de la Ciudad de Buenos Aires, y a tan sólo mil metros de la Ruta Nº 9, las tranqueras del establecimiento "Don Eulogio" son la puerta de entrada a un nuevo viento de cambio. Porque hasta ahora, ellos se destacaban por sus llamativos ojos, la velocidad de sus patas y por el hecho de ser autóctonos de la región del Río de La Plata. Pero a partir de esta nueva etapa, prometen ser noticia por su nivel de producción. Se trata del ñandú.

Y ojo, porque el mercado hace rato que pide pista."Ya hay contactos certeros en Italia, desde donde nos llaman y dicen: 'Por favor mandame'. Por otro lado, se enviaron muestras a Dubai para que lo vayan testeando. Paso que, por ejemplo, los rusos ya dieron. Pero el tema es que la producción actual para el mercado interno es grande y para salir es poca", le dijo a Clarín Rural Oscar Gosende, dueño de Don Eulogio, uno de los criaderos más grandes de la Argentina.

Es que incursionando en esta incipiente actividad, en el país hay unos 60 productores, según registros de ACRIÑA —entidad que nuclea a los criadores de ñandúes— lo que representa unas tres mil hembras (vientres madres) y cerca de 10 mil animales para faena. Estos números, en los papeles permitirían abastecer el mercado interno, cuya mayor demanda viene de de las grandes cadenas de hoteles y restaurantes.

Pero las estadísticas chocan con la realidad a la hora de encontrar un frigorífico que realice la faena del ñandú. Y el tema no es menor, si a esto se le suma que en Argentina el ñandú es una especie protegida por estar considerada en riesgo de extinción."Hoy no es negocio para un frigorífico grande, por el nivel de producción que manejamos, adecuar sus instalaciones para habilitar la faena de ñandú con los requerimientos que pide la Unión Europea", explicó Gosende.

Pero para sortear este escollo, los productores manejan al menos dos hipótesis. "Una sería la intervención de un Estado facilitador. Es decir, que el Gobierno de una suerte de subsidio a aquellos frigoríficos que quieran y puedan sumarse a esta patriada", sostuvo Luis Lopez, quién también participó de la charla aunque su criadero está ubicado en Florencio Varela."La otra —continuó Gosende— es que algun mediano o pequeño frigorífico esté dispuesto a asumir el riesgo que implica iniciarse en un nuevo negocio y apueste a futuro, como lo venimos haciendo nosotros".

Pero para todo esto hace falta, además de buenas intenciones, algunas decisiones políticas que permitan crear infraestructura, ya que hasta ahora la legislación vinculada al ñandú es proteccionista y no de producción.Por eso desde hace un tiempo trabajan juntos los distintos productores, desde ACRIÑA, con la Secretaría de Agricultura y la de Fauna y Medio Ambiente de la Nación. Pero mientras todo esto sucede de la tranquera hacia afuera, sería bueno ver qué pasa de la tranquera hacia adentro...

Agenda del productor

Si bien los sistemas de cría difieren de acuerdo a las formas que cada productor elija y al espacio de su campo que le dedique, tomando como ejemplo a Don Eulogio podemos acordar algunos puntos para un proceso de cría semi intensiva.

Reproductores: en general la relación es de cinco hembras y dos machos. En corrales de una hectárea, ubican 24 hembras y nueve machos, con pasturas. "Ojo, porque si hay mucha densidad te quedás sin pastura", explicó Gosende. Al alambrado perimetral se le suma un alambrado eléctrico abajo, para defenderlos de los depredadores.

Huevos: La fecha de postura es de septiembre a mediados de febrero, aproximadamente, depende de la región y disponibilidad de luz. Tienen un promedio de 30 huevos por hembra y la recolección es diaria, sin mezclar sangre, es decir, manteniendo la independencia e identificación de los distintos corrales. Cada huevo pesa entre 500 y 600 gramos. Con el ovoscopio (aparato que dispara un haz de luz fuerte que vuelve traslúcida la cáscara de huevo) se hace el seguimiento embrionario.

Incubación: Los huevos se disponen en las incubadoras o salas de incubación (dependerá del nivel de producción de cada establecimiento) durante 35 o 40 días. A diario, por lo general cada tres horas, las incubadoras rotan los huevos para evitar que por la posición se pegue a la cáscara.

Nacedora: La eclosión de los huevos se hace por camada porque unos días antes, desde el huevo emiten un silbido —similar al que desprenden las cañitas voladoras— con el que en la naturaleza anuncian su nacimiento al macho (que es quién empolla los huevos) y ese alerta hace que los otros 50 huevos del grupo eclosionen juntos. Al escuchar este alerta, los huevos son sacados de la incubadora y transportados a la nacedora, cuya diferencia es que no realiza rotación. Una vez que nacen, quedan allí entre 10 y 24 horas secándose.

Nursery: En las nurs se ubica a los ahora "charitos" para que aprendan a comer, solo alimento balanceado, porque hasta los seis meses no asimilan las fibras que aportan las pasturas. Allí absorben el saco vitalino (en unos 12 días) que es lo que les da inmunología. El lugar es cerrado y de noche tienen una lámpara que les garantiza temperatura.

Charitera: En el corral se les da alimento balanceado y agua. Las características son iguales a las del corral de los reproductores. Del mes y medio a los cuatro meses es cuando más crecen. La convertibilidad de alimento — carne es de 4 a 1. Aquí están hasta los seis meses y luego pasan al corral de engorde. Entre los 12 y 14 meses es cuando adquieren su máximo tamaño, unos 30 kilos promedio. Una vez que llegan a esta etapa pueden ir a faena.

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