jueves, mayo 25, 2006

Internet en las aulas

Por Pablo Mancini, de Educ.ar

Santiago Legarre, doctor en Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) advierte, desde un artículo publicado en el diario La Nación, sobre los desafíos que inauguraría la distribución de un millón de laptops. Propone pensar cómo se trabajaría en aulas con estudiantes equipados con laptops conectadas a Internet, cómo diseñar programas para que estos recursos estén al servicio del proceso de enseñanza y aprendizaje y no terminen por dispersar la atención de los estudiantes:

"Ahí, tan sólo a la distancia de un dedo, se abre un universo casi infinito de distracciones y posibilidades. Frente a esto, hasta el mejor profesor puede trastabillar; hasta el mejor estudiante puede apretar la tecla.

El problema, que viene de la mano de esta gran oportunidad, está ahí. Es la hora de estudiarlo bien y adoptar soluciones equilibradas. Es probable que, al principio, una dificultad importante sea la falta de programas que sirvan a las necesidades de la escuela y de la universidad".


Comentarios

"Frente a esto, hasta el mejor profesor puede trastabillar; hasta el mejor estudiante puede apretar la tecla."

Qué buen ejemplo del pensar lo nuevo con herramientas viejas! (como dice AP en el comentario del libro de M. Prensky : No me molestes mami que estoy aprendiendo

No me resulta extraño que el artículo se haya publicado en La Nación.Creo que una de las cosas que van a cambiar (si no es con la saturación de laptops a los chicos será con otras estrategias) es esta concepción del saber como poder.

Este "no poder" aceptar que un niño aprende más rápido que un adulto y que la función de un educador, adulto, es facilitarle el camino y no desplegar su creatividad para obturárselo recurriendo a toda clase de argucias que sólo apuntan a regatearle el acceso al saber.

André Guide decía, hace muchos años, en la introducción de su hermosísimo libro Los Alimentos Terrestres: "Los verdaderos maestros enseñan a los alumnos a prescindir de ellos." ¡Cuánto valor tiene aquella sentencia escrita hace casi cien años, en medio de las convulsiones que provoca la irrupción de la tecnología en los sagrados, sacrosantos e inexpugnables claustros desde donde se imparte nada menos que "saber"!

Publicado por: Daniel I. Krichman el Abril 29, 2006 10:05 PM

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