viernes, mayo 12, 2006

La dictadura del rumor

Por Mex Urtizberea, Para LA NACION

El presidente Chirac viene de denunciar en su país una “dictadura del rumor” que lo tiene acorralado, pues no se detienen los trascendidos que, por un lado, lo involucran en un supuesto complot para desprestigiar al ministro del Interior y, por otro, le atribuyen una cuenta secreta en Japón de 45 millones de euros. Pero no sólo en Francia existe este flagelo, pues los rumores corren, tiranos, en cualquier barrio, en los mercados, en los pasillos, en las peluquerías.

La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia, se rumorea que dijo el filósofo Schopenhauer, como si fuera tan fácil descubrir cuándo un rumor es inútil, falsedades construidas para perjudicar y obtener algún rédito, o cuándo es cierto e inmensamente útil creerlo.

Rumores son los que sobran: circulan en los taxis, en los quinchos, en las colas del banco, en los ascensores, en los despachos, por todos lados, rumores. El rumor de que Comparada pidió una coima en Alemania por la venta de Agüero, de quien se rumoreaba que salía con Eliana Guercio, de quien se rumorea que sale con Garbellano, de quien se rumoreaba que le había tendido una trampa en Spartacus al juez Oyarbide, de quien se rumorearon tantas cosas.

El rumor de sabotaje en un cable de Télam que confirmaba el rumor de que Kirchner intentaría reunirse en Viena con Tabaré, de quien se rumorea que estaría evitando cruzarse con Kirchner, de quien se rumorea que está cruzado con Chávez, del que se rumorea que está haciendo millonarios negocios con Estados Unidos, de los que se rumorea que retirarían sus soldados de Irak, del que se rumoreaba que tenía armas químicas.

El rumor de que Araceli González tendría una relación con Mauricio Macri, de quien siempre se rumoreó que tiene buena relación con Duhalde, de quien se rumorearon tantas cosas y hace rato que no se escucha rumorear nada. ¿Qué rumores son ciertos, y cómo saberlo? ¡Hay tantos rumores en todas partes!

Que Maradona habría presionado a Tinelli para que su hija no quedara afuera de Bailando por un sueño, que el radical Julio Cobos podría acompañar como vicepresidente a Kirchner en una fórmula en 2007, que habría habido dos casos de dopping de ciclistas argentinos en el campeonato del mes pasado.

Y rumores clásicos, los de siempre: que se asomó el Nahuelito, que se avistaron platos voladores en Córdoba, que la Argentina espanta a los inversionistas por los piqueteros que cortan calles, que levantarían el programa de Repetto si no llegara a los dos dígitos, que Aníbal Fernández estaría por presentar su renuncia.

Cómo saber si un rumor es inútil, falsedades construidas para perjudicar y obtener algún rédito, o si es cierto e inmensamente útil creerlo, como aquel rumor que sostenía que estaban desapareciendo personas en nuestro país, o que las empresas estatales se estaban privatizando con corrupción, o que en el Senado se estaba coimeando a legisladores o que en talleres ilegales se estaba esclavizando a personas.

Extraña y paradójica tiranía la del rumor.

Idéntica a la del silencio.

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