jueves, agosto 10, 2006

Adopciones por solteros

Marino: Hay también otros problemas relacionados con el desarrollo de la vida, en particular respecto al cuidado que la sociedad debe tener a favor de los niños sin familia. En estos casos se abre la posibilidad y la utilidad, más aún, casi la necesidad de una adopción. Hoy, en Italia, las adopciones están vedadas a las personas solteras, y en general la legislación es muy compleja y hace difícil cualquier tipo de adopción. Desde el punto de vista ético, me pregunto si es preferible que un niño huérfano o abandonado por sus padres pase la vida en un instituto o en la calle, en vez de tener una familia compuesta por un solo padre. ¿Estamos seguros de que es este el camino justo para garantizar el mejor crecimiento posible a ese niño?

Además, cuando uno de los padres enviuda, incluso al nacer el primer hijo, nadie piensa que el niño no deba continuar viviendo en su núcleo familiar aun cuando el padre sea solo uno. Es más, la Iglesia sostiene que en presencia de un feto, en cualquier circunstancia se debe invitar a la mujer a llevar a término el embarazo, aun cuando el padre esté ausente o en contra, y, por tanto, se tratará de apoyar a una madre que de hecho será soltera. ¿Por qué entonces no apoyar incluso las adopciones para personas solteras, una vez comprobada la motivación, los medios y las capacidades del potencial padre o madre para asegurar un desarrollo normal al niño adoptado?

Martini: Usted se plantea preguntas serias y razonables respecto a un tema complejo, sobre el cual no tengo suficiente experiencia. Pero pienso que el punto de partida es la condición que usted explica al final. Hay que asegurar que quien toma la custodia del niño adoptado tenga las justas motivaciones y también los medios y las capacidades para garantizar un desarrollo normal. ¿Quién satisface estas condiciones? Ciertamente, en primer lugar, una familia compuesta por un hombre y una mujer que tengan sabiduría y madurez y que también puedan garantizar una serie de relaciones intrafamiliares aptas para hacer crecer al niño desde todos los puntos de vista. Faltando esto, está claro que también otras personas, también las solteras, podrían dar de hecho algunas garantías esenciales. No me cerraría por esto a una sola posibilidad, pero dejaría ver a los responsables cuál es de hecho la mejor solución, aquí y ahora, para este niño o niña. El objetivo es garantizar el máximo de condiciones favorables concretamente posibles. Por eso, cuando existe la posibilidad de elegir, se debe elegir la mejor.

De la Revista Criterio de Julio 2006

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