jueves, agosto 10, 2006

Los embriones congelados

Marino: Su respuesta me permite ampliar la reflexión sobre el destino de los embriones existentes, también más allá de cuanto se ha conjeturado más arriba. Al no ser utilizados, ¿qué sería ético hacer?

No se ha identificado actualmente una solución, salvo la de abandonar las probetas en los congeladores. ¿Pero es éticamente correcto y aceptable tolerar que millares de embriones humanos queden congelados en las clínicas especializadas, esperando simplemente que, con el paso de los años, expiren en el frío? ¿No podrían, por ejemplo, ser destinados a mujeres solteras que desean tener un embarazo? ¿O a parejas con problemas ligados a enfermedades genéticas que no pueden recurrir a la fecundación artificial normal para evitar el riesgo de transmisión del defecto genético?

Martini: Me parece que estamos aquí frente a un conflicto de valores, que es más evidente en el caso de la mujer soltera que desea tener un embarazo, pero que también existe, por los motivos antes expuestos, en parejas que por graves razones médicas no pueden recurrir a la fecundación artificial normal. Donde hay un conflicto de valores, me parecería éticamente más significativo propender hacia aquella solución que permite que una vida prospere antes que dejarla morir. Pero comprendo que no todos tendrán este parecer. Solamente querría evitar que chocásemos sobre la base de principios abstractos y generales allí donde, en cambio, estamos en una de esas zonas grises donde corresponde entrar libres de juicios apodícticos.

De la Revista Criterio de Julio 2006

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