viernes, agosto 25, 2006

Liberate dl estrés: respira

Respirar, respira cualquiera. Ahora, respirar bien, es decir, saber cómo hacerlo, eso es di­ferente... y nada
fácil. Antes de comenzar, quiero decirles algo importante que aprendí por experiencia propia: respirar bien es la manera más rápida y económica de combatir el estrés, la ansiedad y todas esas cosas horribles que no podemos evitar durante nuestras actividades diarias. Les explico.

¿Qué pasa cuando respira­mos? Muchas cosas buenas, entre las cuales están no ponemos azul, luego no asfixiamos y finalmente no morirnos. No es poco. Pero hay otros procesos que no sentimos. Por ejemplo, cuando respiramos se oxigena la sangre, se relajan los músculos y se evitan tensiones y contracturas. No sé ustedes, pero a mi siempre me pasa que cuando estoy tensionada por algo, no puedo evitar suspirar. Suspirar no es otra cosa que respirar profundo. Tomo una larga bocanada de aire hasta llenar los pulmones y luego lo dejo salir con ruidito, aaahhhhh. Dicen que el suspiro no es otra cosa que un mecanismo para aliviar tensiones acumuladas. También he escuchado que exhalar es más importante que inhalar y que no se puede llenar bien los pulmones si no se los va­cía bien primero.

Los pulmones son como dos bolsitas que se llenan y se vacían. Cuando exhalamos, los pulmones pueden vaciarse lo suficiente como para permitir una nueva entrada de aire. Cuando estamos muy ansiosos tendemos a no vaciar bien los pulmones, o, dicho de otra manera, tendemos a respirar como si estuviéramos jadeando. Esto es lo que se llama una respiración superficial, y sólo es útil en la sala de partos. La respiración superficial usa sólo la parte superior de las costillas, exige a los músculos accesorios y crea tensión en el cuello, las cervicales y los hombros. Después apare­cen las contracturas y no sabemos por qué.

No respiramos con la nariz o con la boca. Tampoco con la tráquea, los bronquios o la laringe. En realidad, los músculos que trabajan cuando respiramos son el diafragma y los músculos inter­costales. Si no fuera por el dia­fragma y los músculos intercos­tales,estaríamos condenados a respirar a medias yeso es lo peor que nos puede pasar. ¿Cómo sa­ber si estamos respirando con el diafragma? Yo tengo un test que no falla. Me sirve para parar un minuto, controlar mi respiración y aliviar tensiones. Les cuento.

Acuéstense boca arriba so­bre la cama, cómodos y relaja­dos. Pongan la mano izquierda sobre el pecho y la derecha justo donde terminan las costillas. Respiren. ¿Se mueve la mano que está sobre el pecho? Segura­mente casi nada. Ahora saquen la mano izquierda y vuelvan a colocar la mano derecha justo por debajo de las costillas. ¿Se mueve? Debería levantarse.

Cuando se sientan tensiona­dos, hagan esta prueba y verán que sólo volviendo a la calma se vuelve a levantar la mano dere­cha al respirar, que es lo que tie­ne que ocurrir. Repito lo dicho: respirar bien es la manera más rápida y económica de combatir el estrés y la ansiedad que sufri­mos durante nuestras activida­des diarias. ¿Lo intentamos?

Tamara di Tella, para Clarín Revista del 13.08.06

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