domingo, marzo 05, 2006

Historias Cortas Ejemplificadoras

Hacer el campo fértil

El maestro zen le encargó al discípulo que cuidara del campo de arroz. El primer año, el discípulo vigiló que nunca faltase el agua necesaria. El arroz creció fuerte y la cosecha fue buena. El segundo año, el discípulo tuvo la idea de añadir un poco de fertilizante. El arroz creció rápido y la cosecha fue mayor. El tercer año, colocó más fertilizante. La cosecha fue aún mayor, pero el arroz nació pequeño y sin brillo. Si sigues aumentando la cantidad de abono, la cosecha del año que viene no tendrá ningún valor dijo el maestro. Fortaleces a alguien cuando le ayudas un poco. Pero si le ayudas demasiado, lo debilitas.


Alguien sabría la diferencia

Un padre llevó a sus pequeños a jugar a minigolf. En la taquilla, preguntó el precio. Son cinco monedas para los adultos y tres para los mayores de seis Pago la del mayor. Bobo – dijo el taquillero. – Podría haberse ahorrado tres monedas si hubiera dicho que el mayor tenía menos de seis. Yo no habría notado la diferencia. Puede, pero ellos sí la habrían notado. Y mi ejemplo quedaría grabado para siempre.

El motivo de estar aquí (Gregory Corrigan)

El hombre caminó por la calle principal de su ciudad. Vio a mendigos, lisiados, miserables. Como no conseguía soportar más tanta miseria clamó a los cielos: “Dios, ¿cómo puedes amar tanto al ser humano y al mismo tiempo no hacer nada por quien está sufriendo?” Y una voz le respondió: “Yo ya hice algo por ellos: te hice a ti”.

Más cerca de Dios (anónimo)

Una de las más desconcertantes – y deliciosas – enseñanzas del maestro era repetir: “Dios está más próximo de los pecadores que de los santos” Y lo explicaba de la siguiente manera: “El Señor en los cielos tiene un hilo que lo conecta a cada uno de los seres humanos. Cuando tú yerras, este hilo se corta y Dios hace un nudo. Cuantos más pecados, más nudos tiene la cuerda, más corta va quedando y la persona se aproxima cada vez más a Su misericordia”.

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