jueves, marzo 30, 2006

La abogada que se opone a las papeleras, premiada en Noruega

Romina Picolotti ganó el premio Sophie, dotado de US$ 100.000

Apenas se oficializó la noticia, los expertos en la materia explicaron que se trata de una suerte de Nobel del Medio Ambiente. Ayer, la Fundación Sophie, de Noruega, anunció que la ganadora del galardón que entrega cada año es la argentina Romina Picolotti. La abogada cordobesa es una de las patrocinadoras de Entre Ríos en las presentaciones que las autoridades de la provincia hicieron ante el Banco Mundial para oponerse a la instalación de dos plantas de pasta celulósica en Fray Bentos y una de las principales asesoras legales del Gobierno en el tema.

Su activa participación en el conflicto de "las papeleras" es uno de los argumentos citados para otorgarle la distinción que destaca a una persona o institución en todo el mundo por su contribución a la humanidad en el desafío de lograr un mundo socialmente más igualitario. Picolotti, de 35 años, casada y con dos hijos, de 2 y 4 años, recibió ayer, en su casa de Córdoba, la confirmación del anticipo que había tenido hace un mes: el premio Sophie 2006 tiene impreso su nombre.

"Hizo un trabajo innovador al vincular la problemática de la destrucción del medio ambiente con la pelea en defensa de los derechos humanos más básicos", argumentó el jurado noruego. "Demostró que los derechos humanos no están aislados sino íntimamente conectados con el medio ambiente", dijo Gunhild Oerstavik, presidente del comité noruego del premio, dotado de 100.000 dólares.

El reconocimiento fue creado en 1997 por el escritor Jostein Gaarder y su esposa. Siri Dannevig. Lo bautizaron así en honor a "El mundo de Sofía", el título más famoso de Gaarder, una novela de corte filosófico para jóvenes cuyo contenido busca promover una conciencia de protección del medio ambiente.

Cambios

"Estaba en la agenda tradicional de los derechos humanos hasta que me di cuenta de la violación de los derechos humanos que se produce cuando las grandes empresas -con la connivencia del Estado- explotan los recursos naturales", dijo a LA NACION.

Tuvo mucho que ver en ese cambio su llegada, en 1995, a la República Camboyana. Entonces, Picolotti se sumó a un equipo internacional de expertos en derechos humanos para ayudar a los ciudadanos de ese país a restablecer su integridad judicial luego de una extensa era de severas violaciones de los derechos humanos.

Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y tiene un máster en Derecho Internacional de la American University, de los Estados Unidos. Trabajó en el área de derechos humanos de organismos internacionales y multilaterales, como las Naciones Unidas y la OEA. Su abuelo estuvo detenido durante la última dictadura militar y su padre, abogado, fue un reconocido defensor de los derechos humanos.

Muy joven, Romina fundó en Córdoba el Centro de Derechos Humanos y Ambiente (Cedha), una organización no gubernamental sin fines de lucro cuyo objetivo es construir una relación más armoniosa entre el ambiente y las personas. Según explicó, una de las prioridades es mejorar el acceso a la Justicia de víctimas de violaciones de derechos humanos producto de la degradación ambiental o a causa de la gestión no sustentable de los recursos naturales, y prevenir futuras violaciones.

Ni siquiera su fuerte tonada cordobesa logró ocultar la emoción que le produjo el premio. La distinción fue en años anteriores para destacadas personalidades, como Wangari Maathai, quien al año siguiente obtuvo el premio Nobel de la Paz). El premio llega además en un momento muy especial. "La cruzada contra las plantas de celulosa involucra a un banco noruego -Nordeia-. En realidad se trata de un grupo de poderosas entidades financieras nórdicas que fueron demandadas por Cedha porque la empresa finlandesa Botnia financiaría parte de su fábrica con ellos", relató.

La ceremonia de premiación será el 15 de junio. Picolotti dice que destinará una parte de los 100.000 dólares del premio para atender algunas cuestiones de salud de familia y el resto irá para Cedha. "No creo que mi vida cambie mucho después de esto", dice.

Por Florencia Carbone, de la Redacción de LA NACION

No hay comentarios.: