domingo, noviembre 13, 2005

El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher, Ediciones Obelisco

Quien puede decir, hoy en día, que se encuentra totalmente libre de armaduras rígidas y enfermantes, de esas que obligan a ver el mundo tras una visera entrecerrada, vestiduras tan gruesas y ceñidas que resultan herméticas al dolor y las emociones.

En esta bellísima fábula para adultos, un atribulado caballero ya ahogado por su armadura, busca ayuda para quitársela, pero el mejor herrero del reino no logra aflojar ni un gozne. Sin embargo, este médico alegórico, tiene el buen tino de enviar al caballero al bosque, ese lugar primitivo del mundo interior, (que muchos hemos olvidado), en busca del Mago Merlín. Con su ayuda inicia un penoso camino hacia si mismo, transitando el Sendero de la Verdad, abriendo puertas que trabajosamente va descubriendo en extraños castillos como el del Silencio, el del Conocimiento y, finalmente, el de la Verdad y la Osadía. Este doloroso transitar por las emociones hace que las lágrimas derramadas vayan oxidando el duro metal que de a poco empieza a desprenderse dejando pasar los primeros rayos de sol y el aire fresco.

Cuántos de los que nos rodean sufren a causa de nuestras armaduras. Muchas veces estamos tan apurados que ni siquiera nos damos tiempo para quitárnoslas cuando estamos en casa con nuestros seres queridos, y de a poco ellos van olvidando nuestra fisonomía original. Tal vez la lectura atenta de este pequeño librito nos ayude a escuchar a nuestro mago interior y nos enseñe a valorar el oro que llevamos dentro y desechar la chatarra con que nos protegemos de nosotros mismos.

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