Los abusos de la cadena Wal-Mart en los EE.UU., son eje del video-documental estrenado esta semana. Marcela Mazzei
Al ritmo que inaugura nuevos locales, la cadena de supermercados Wal-Mart acusa golpes. Casi tantos como empleados tiene: más de un millón sólo en los
Estados Unidos. Se le adjudica la quiebra del comercio minorista en cada ciudad donde se instala, un manejo poco claro en la protección del medio ambiente y especialmente valerse de una política laboral “sin escrúpulos”, según Wal-Mart. The Hig Cost of Low Price, un video documental que esta semana se suma a la lista de las protestas. “Para los que creen que comprar en Wal-Mart.com ofrece Todos los Días Precios Bajos, incluso cuando así fuera, vean cómo sus empleados pagan el costo de las ofertas”, reza la invitación al estreno, tan inusual que fue en el Capitolio norteamericano y con el apoyo de los senadores demócratas Ted Kennedy y Rosa Delauro.
En 98 minutos, el director Robert Greenwald compiló las historias de vida de una empleada sin asistencia médica para sus hijos; de la familia de Missouri que perdió su mercadito cuando la cadena decidió invertir 2 millones de dólares en un gigante mall; la de un veterano de la Guerra de Irak que trabajó en la empresa sin ningún beneficio extra, a pesar de que los spots publicitarios de Wal-Mart se jactan de tener a varios ex combatientes entre sus empleados. Y pone en evidencia cómo la economía más grande del planeta –sus habitantes, mejor dicho– sufren los efectos (devastadores) de las grandes corporaciones en su vida cotidiana. Las prácticas abusivas de la empresa con más de cinco mil locales en 16 países, entre ellos Brasil, México y Argentina (según la web de la propia empresa), también ha dado origen a una comunidad tan virtual como real, que realiza acciones masivas de protesta.
En Arkansas –cuna de la cadena– desde el blog Against the Wal, se planifican marchas de repudio al nuevo local que se construye en la ciudad. Mientras que Wake up Walmart llama a sumarse a los 125 mil norteamericanos que van a participar del estreno del documental, que es tan inusual como simultáneo y tiene previsto usar como escenarios iglesias, organizaciones ecologistas y sedes de grupos activistas. Por diez dólares se puede obtener un DVD y la propia web de la película está disponible como plataforma para organizar las premieres, además del trailer. En el blanco de las acusaciones, la cadena más grande en su rubro –que registró ventas por 285 mil millones de dólares en su último balance–también es protagonista de Why Wal-Mart Works & Why That Makes Some People Crazy, con trailer también disponible online, que los hermanos Galloway decidieron sacar a la venta en formato DVD justamente esta semana.
A pesar de las críticas desiguales (esta vez de la prensa y a la película en sí), la empresa respondió la andanada de acusaciones con un comunicado y un video que marca errores en el documental de Greenwald. Incluso contrató asesores especializados: Michael Deaver, relaciones públicas de Ronald Reagan, y Leslie Dach, del equipo de Bill Clinton, para la tarea. Y más allá de las historias sobre discriminación que se imponen en la memoria: el empleado que llevó sacerdote y novia hasta la línea de cajas, ante la negativa de un día franco; o las cajeras que fueron desnudadas cuando faltó dinero, el documental se inscribe en una nueva tendencia, que explota al máximo Michael Moore, y que pone en evidencia situaciones de desigualdad que hacen inevitable una reflexión.
jueves, noviembre 17, 2005
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