jueves, noviembre 24, 2005

El fenómeno blog , de Antonio Spadaro (Roma), para Criterio, Nº 2306 de Julio 2005

Las tecnologías digitales están cambiando la escena mediática. La última prueba la hemos visto con ocasión del tsunami. Antes y mejor que las agencias oficiales, docenas de personas han contado lo que estaba sucediendo con la ayuda de filmaciones de aficionados, enviadas inmediatamente por internet e insertadas en los llamados blog. Éstos han nacido dentro de la Red hace aproximadamente seis años; pero sólo recientemente han comenzado a difundirse como una mancha de aceite.

¿Qué son los blog? La definición no es fácil. En realidad, se trata de un sistema complejo que sobrepasa la tecnología que le ha dado origen. El término blog de por sí no significa nada. Es fruto de la contracción de las palabras inglesas web y log: web, que significa “telaraña”, equivale a la Red entera, y log, “diario” y también “cuaderno de bitácora”. El conjunto podría traducirse como “diario en la Red”. Y esta es la definición más simple: es un espacio virtual, que funciona autónomamente, y permite editar una especie de diario personal, o más en general, contenidos de cualquier clase que aparecen por orden cronológico, del más reciente al más antiguo, y conservados en un archivo siempre disponible. Los contenidos pueden enriquecerse por conexiones con otros blog y con otros sitos dentro de una tupida telaraña de conexiones recíprocas. A medida que se insertan nuevos materiales, los más antiguos se colocan más abajo hasta confluir en el archivo semanal, mensual o anual.

Las características que hemos ilustrado permiten comprender cómo los blog reúnen características propias de los newsgroup (casillas electrónicas con mensajes compatibles con el programa de correo electrónico o con un lector de news adaptado), páginas web personales o portales de información. De hecho, igual que los newsgroup, los blog son casillas de mensajes; como los sitios personales, revelan contenidos que se refieren a su autor; como los portales informativos, suministran informaciones de todo tipo: desde las estrictamente personales y autobiográficas a las de carácter general, como en el caso de los informes sobre países en los que la libertad de prensa está prohibida. Desde su comienzo, en 1997, esta forma de expresión ha ejercido una doble función: poner on line historias personales, reflexiones del autor, pensamientos en los que la cadencia cotidiana reproduce los ritmos de la vida ordinaria, por una parte; y por otra, realizar una forma de comunicación difundida desde abajo, sin filtros de carácter económico o de espacio, que suministre información, y sobre todo cree opinión, por lo general “alternativa” con relación a la de los media convencionales. Cabe señalar que cualquier contenido añadido puede provocar el comentario de sus lectores, quienes pueden relacionarse directamente con el autor del texto o con otros lectores.

Uno de los motivos por el cual el blog se ha convertido en poco tiempo en un verdadero fenómeno reside en el hecho de que para realizado no es necesario un desembolso económico ni una competencia particular en los lenguajes propios de la Red. En general, basta insertar los contenidos que se quieren publicar en módulos (form) ya diseñados como plataformas que realizan gratuitamente el servicio. Los procedimientos son sencillos: basta registrarse, elegir un nickname, es decir, un mote o apodo para reconocerse, y un password (contraseña). A esta altura, hay que indicar el nombre del blog, decidir si se permite o no a los visitantes hacer un comentario y si se puede publicar inmediatamente o debe ser primero aprobado, y por fin, elegir el layout, es decir, la forma gráfica del blog. Cuando nos insertamos en uno de ellos, nos damos cuenta de la diferencia con relación al sitio personal normal, que es más estático. El blog cambia en cada actualización, normalmente cotidiana, y manifiesta mejor el espíritu de su autor. Se reconoce enseguida, incluso por la presentación gráfica básica, que se compone, por lo general, de tres campos verticales: el central contiene los post (es decir, los materiales disponibles, publicables); el de la izquierda, los archivos; el de la derecha, los links con otros sitios y el llamado blogroll. En este punto, ya definido el layout, el blogger (es decir, el autor del blog) puede insertar cualquier contenido de texto o multimedial.

Entre el diario personal y el periodismo

“El blog es tu voz en la web. Un espacio donde puedes recoger y comunicar cualquier cosa que despierte tu interés: un comentario sobre política, un diario personal online o un link con sitios web que te interesen. Para muchos un blog es simplemente un espacio para anotar los pensamientos propios, mientras otros sirven para comunicarse con un público de millares de personas en todo el mundo. Los blogs son utilizados por periodistas, profesionales o aficionados, para publicar noticias de última hora, mientras que con los diarios personales es posible compartir con otros los pensamientos más íntimos”1: esta es la definición que se lee en la página de presentación de los Blogger, una de las plataformas más conocidas por la creación de blogs. Resulta clara la fusión entre la dimensión de diario personal y la periodística. Un ejemplo de tal fusión inspiradora es el realizado en Nueva York con ocasión del atentado de las Torres Gemelas, cuando los bloggers contaron en directo lo que sucedía, como verdaderos “enviados especiales”, produciendo crónicas en forma de testimonios personales. El blogger puede potencialmente informar de modo inmediato, sin pasar por ningún filtro; no hay garantía alguna acerca de lo escrito, fuera de la revelación personal del blogger.

El blog por consiguiente se sitúa a mitad de camino entre el periódico o la revista y la comunicación boca a boca. Con relación a un periódico normal en papel, el blog se caracteriza por la presencia decisiva del individuo y de sus preferencias al elegir y juzgar. Comparado con la comunicación “boca a boca”, el blog puede contar con todos los recursos de la Red (link con el sito del editor, con otros comentarios y fuentes...). De la comunicación informal, el blog ha heredado la necesidad de la complicidad en la comunicación de la noticia, que no es simplemente “trasmitida” (lo que caracteriza a todos los broadcast media y que convierte al que los usa en un “espectador”), sino compartida en contextos de relaciones, por más que sean solamente “virtuales”. La de la “calle” y de la comunicación espontánea es una buena imagen para explicar el fenómeno.

Sin embargo, cualquier comparación (la del periódico, el “boca a boca”, el diario personal) es insuficiente: el blog puede ser cada una y todas juntas, pero también algo radicalmente “diferente”. Un diario o un periódico son siempre los mismos; mientras el blog no impone un estilo uniforme: a un post representado por una crónica objetiva puede seguir otro que es una pura expresión emotiva o la cita de cualquier página de una novela. Entonces el blog se convierte a su modo en una narración, una novela epistolar, un ensayo crítico que no incluye la palabra “fin”. El blogger, dada la extensión cronológica del blog, acaba con frecuencia relegando a la Red productos inacabados y reflexiones a medias, retazos de un diario desigual sobre la propia historia intelectual, con frecuencia también emocional. En suma, el blog, para utilizar la expresión del sociólogo Clifford Geertz, es uno de los blurred genres, un “género confuso”2, o si lo preferimos, un nuevo género expresivo. Y no sólo: la presencia sistemática del link (enlace) permanente (llamado permalink) a otros blog, hace que el que frecuenta uno, de hecho frecuenta otros, que con el primero forman un verdadero y auténtico sistema, definido corrientemente como “blogosfera”, sin centro y sin periferia. El blog realiza una de las formas más acabadas de hipertextualidad que se dan en la Red.

Y ésta es una de las características de los blog: difunden post reenviando a otros blog, es decir, haciendo lo que por norma no se debe hacer en el periodismo: desviar la preciosa atención del lector hacia otras fuentes de información. En general, cuanto más numerosos son los links externos y los reenvíos a otros blog, mayor atención se obtiene de los lectores y de la blogosfera. Todo esto, como es obvio, no tiene lugar en la lectura de un periódico o un diario personal, que tienden a concentrar la atención sobre uno mismo. Hay que notar, por fin, que, a diferencia de cualquier libro o periódico, los contenidos de muchos blog están abiertos para la copia gratuita, es decir, el llamado copyleft, que es algo diametralmente opuesto al copyright. Está prevista y es respetada la indicación de la fuente, pero no hay límites para la circulación de los textos, de las historias y de las ideas.

Aunque se hayan escrito numerosos estudios del fenómeno, no solamente es imposible clasificar los blog, pero ni siquiera enumerarlos. Para tener una idea del fenómeno, baste decir que la plataforma italiana Splinder, una de las más conocidas, contaba a finales de 2003 unos 22.000 blog, y un año después el número llegaba a los 100.000. Sin embargo, es posible distinguir tres dimensiones fundamentales, siempre copresentes y difícilmente separables, pero con equilibrios diversos y con medidas diferentes de blog a blog: la dimensión emotivo-expresiva, la crítica y la informativo-periodística.

La dimensión emotivo-expresiva

Al tener a disposición un “instrumento” tan flexible, muchos se sienten impulsados a buscar una visibilidad en la Red y a reservarse un speaker corner, un rincón desde donde hablar, como el célebre del Hide Park de Londres. Así en los blog se encuentra de todo: los soñadores adolescentes en busca de paisajes y sintonías interiores; los profetas inspirados, que se expresan en aforismos; los sentimentales románticos; los minimalistas, que guardan el recuerdo del mínimo momento de su existencia; los que se tienen por “poetas malditos” y los que utilizan la jerga moderadamente inventiva de los mensajes sms. Obviamente en la Red las identidades son flexibles: se puede difundir un blog con nombre falso, con un pseudónimo o con un simple apodo. El espacio de la Red es extraordinariamente anónimo e impersonal, en cuanto que cada uno puede hacer creer que es lo que no es en edad, sexo y condición, expresando sin límites datos de su supuesta identidad pública. En internet uno se hace mensaje: dialoga tal como se cree ser y por el “mero pensamiento”, que se expresa. Precisamente por esto es altamente confidencial, porque permite decir de sí mismo cosas que de otro modo difícilmente se dirían.

La condición de diario personal del blog puede llevar a una apertura completa y a un gran nivel de autenticidad, pero por otra parte queda expuesta a la espontaneidad sin límites y sin pudores. En cualquier caso es conveniente señalar este deseo, a menudo encarnado en muchos jóvenes, de encontrar un canal de expresión sólo para ellos, una forma de decir en público palabras privadas. Parece indicar las ganas de hacerse oír y de vivir una socialización, aunque sea simplemente virtual; una necesidad de contar la propia historia o el vivir cotidiano. Algo que vaya más allá del “Querido diario...”, y no llegue al contacto real con personas visibles. Que sea, a la vez, la expresión de una profunda necesidad de hacerse oír, y al mismo tiempo, del temor a mostrarse tal como se es.

Si la expresión personal llega a trascender la mera autobiografía extemporánea, podríamos descubrir, aun teniendo presente la “confusión” de géneros propia de los blogs, espacios de significado poético-liteario o por lo menos artístico-expresivo. La naturaleza sintética de los post y el constante feed-back de los lectores, impulsan con frecuencia a los bloggers a afinar la propia calidad de escritura. Un diario podría convertirse en novela por entregas, hecha de breves unidades narrativas (los posts). Naturalmente, en este caso el lector puede proceder al revés en la lectura, invirtiendo o construyendo autónomamente el “montaje” de las secuencias narrativas. Pero el blog podría convertirse en una forma de “flujo de conciencia” en términos joycianos, capaz de registrar en detalle todas las referencias y saltos pindáricos de la interioridad, propios de una conciencia.

Si una narración en blog corre siempre el riesgo de transformarse en una especie de internet-soap, es decir, de una soap-opera no televisiva sino por vía de internet, no debe extrañamos que la International Creative Management, conocida agencia literaria norteamericana, haya convertido diversos bloggers en escritores de papel impreso. En Italia, Einaudi ha publicado recientemente, editado por Loredana Lipperini, La notte dei blogger, que se define en la portada como “la primera antología de los nuevos narradores de la red”. La publicación de narraciones extraídas de internet y presentadas como tales no pasa de ser, en nuestra opinión, un puro recurso de carácter comercial. Si una narración tiene calidad literaria, poco importa dónde y cómo se haya encontrado: en el cajón de la mesa o en la Red.

La dimensión crítica

Los bloggers no son solamente una “masa narrante”. Un instrumento flexible como los blogs se presta a todo lo que está in progress, es decir, en evolución. Si los blogs siguen y acompañan como un diario a la vida en su desarrollo cotidiano, con hechos y formas varias de narración, es verdad que la acompañan también de modo informativo o crítico. Demos un ejemplo que se refiere a la crítica literaria. En otros tiempos, para leer recensiones de libros recientes o reflexiones de amplio vuelo sobre la literatura, había que acudir a monografías o revistas especializadas, que disponían y disponen de críticos que garantizan la calidad de la lectura y que gozan de libertad de expresión en cuanto son “lectores de profesión”. Actualmente y cada vez más, esta función se concentra en la sección cultural de los diarios, que tienen colaboradores escogidos y reconocidos. Las revistas y periódicos compiten en esto, pero todos tienen en común la selección de sus propios colaboradores. Hoy se asiste, en cambio, al fenómeno típico de las librerías on line, donde cualquier libro puede ser comentado en ese foro por cualquier lector.

Si esto vale para las librerías on line, vale con mayor razón para los blogs. Entre un post y otro a menudo sucede que se encuentra un comentario al último libro; pero existen también blogs dedicados a la crítica literaria. A veces han sido creados por escritores, ayudados en algún caso por sus editores, que abren un espacio blog en sus sitios internet. Esto los ayuda a mantener el contacto con los lectores, desarrollar su capacidad de reflexión y creación poética en trato directo con un público que los sigue y que reacciona ante sus libros.

Lo mismo vale con mayor razón para los films, dado el gran número de los blogs de cinéfilos, y también de la música. Esta riqueza de material crítico, desde lo más conocido a lo más inmediato y espontáneo, tiene que ser necesariamente un recurso de máximo interés. De todos modos, detrás de un blog no está solamente una persona, sino un grupo de reflexión que pretende proponer materiales de manera unitaria en forma de un “blog colectivo”, con filtros redaccionales o, en la mayor parte de los casos, sin ellos. Ésta, por ejemplo, es la forma ideal de expresión y comunicación para un grupo de lectura que intenta darse cita en la Red, o para una redacción que pretenda proponer una forma particular de revista.

La dimensión periodística

Cuando se habla de los blogs no se puede separar de manera neta la dimensión informativa y periodística de la expresiva y crítica. Con todo, la primera identifica una peculiar función de los blogs, la de suministrar de modo original servicios de información y documentación, que no tendrían verdaderas alternativas. Un blog ejemplar, hecho famoso por la trágica muerte de su autor, el periodista italiano free lance Enzo Baldoni, muerto en Irak el año pasado, es Bloghdad. En su interior encontramos un poco de todo, en un estilo perfectamente coherente y adaptado al espacio virtual propio de ese “género confuso” que es el blog: fotos, reportajes, notas breves, comentarios... Otro también famoso es Where is Raed?, un blog que representa lo que comúnmente está definido como el do-it­yourself journalism, periodismo “a tu gusto”, una forma del personal publishing (publicación personal): mientras los periodistas de los grandes network televisivos enviados a Irak permanecían instalados en los hoteles reservados a periodistas y las telecámaras inmortalizaban los errores de los bombardeos, bajo el pseudónimo de Salam Pax, el autor del Where is Raed? restituía la frescura e inmediatez de la vida cotidiana que seguía su camino en Bagdad bajo las bombas. El blog, a menudo irreverente, se convirtió luego en un libro titulado Baghdad Blog.

Los ejemplos citados representan solamente dos casos particularmente significativos de blog journalism (que alguno traduce como “periodismo cívico” o “de base”) realizados por personas individuales. Un ejemplo en el extremo opuesto es el de la cabecera coreana Ohmy News, nacida en febrero de 2000, que publica dos ediciones: una en coreano y otra, internacional, en inglés. Funciona gracias a la contribución de sus lectores, que a menudo se convierten en cronistas (retribuidos con una cantidad máxima de 20 dólares). El staff de la redacción, que escoge y selecciona las noticias, está compuesto por 40 personas, pero los colaboradores de la empresa son más de 20.000 en todo el mundo, y los lectores dos millones. Un fenómeno de este tipo plantea nuevos desafíos al mundo de la información y del periodismo.

Al comienzo, blog y periódicos se enfrentaron a cara de perro sintiéndose recíprocamente en radical oposición o competencia. Se trataba de un conflicto a la vez profesional (con sus consecuencias en la práctica periodística) y social (relacionado con las necesidades de información a las que el periodista está llamado a responder). La naturaleza anárquica de la forma de publicación permite abatir las barreras normales y las limitaciones para el ingreso en el mundo de la comunicación de masas (que no tienen por qué considerarse siempre negativas), y por consiguiente el fenómeno blog ha sido celebrado como el triunfo de la comunicación horizontal no mediatizada, pluralista y democrática.

En los países en los que la libertad de expresión está limitada abundan los cierres de sitios y los arrestos de bloggers por su capacidad para crear opinión o por producir la que suele llamarse “contra-información”. Sin embargo, organizaciones como hezbollah, los milicianos islámicos, por ejemplo, u otras organizaciones filo-terroristas pueden libremente encontrar espacio para la expresión y propaganda.

En los países donde hay libertad de expresión, el fenómeno parece registrar una disminución en la disyuntiva entre la información periodística tradicional y la de los blogs. Lo que era sólo un aut-aut parece asumir la forma de et-et. De hecho algunos (pocos en realidad) periodistas italianos han abierto un blog personal. Por lo general son las mismas empresas periodísticas las que comienzan a plantearse el problema de abrir dentro del propio sitio de internet un espacio dedicado a los blog. (En este campo son tres los diarios italianos que han tomado la iniciativa: il Foglio, il Riformista y la Repubblica).

La tendencia del newsmaking (hacer noticia) parece ser la de una integración entre la información producida por las agencias, de los grupos editoriales y de las empresas oficiales, y la producida por los blogs. La integración se encuentra favorecida por al menos dos factores que distinguen las dos tipologías de información: el factor “autoral”, por el que un lector puede ser inducido a seguir constantemente y a ojos cerrados las opiniones de una firma que le merece confianza en una empresa; y la capacidad de actualización en tiempo real, propia del blog, especialmente en casos de particular emergencia o en acontecimientos de evolución rápida. Ambos factores pueden ejercer un influjo positivo sobre la fidelidad del usuario a tal medio de información. Por otra parte, sucede que un blog administrado autónomamente por un periodista que se siente condicionado por los espacios tipográficos o por la tendencia ideológica o por otros vínculos de la empresa para la que escribe, se convierte en un medio de expresión libre. El periodista-blogger debe saber crear una relación de confianza con los propios lectores, aun sabiendo que ésta es débil, sujeta a continuas verificaciones; y fuerte porque está alimentada por un acercamiento extremadamente personalizado.

El beneficio de la expresión libre plantea inmediatamente el problema de un discernimiento de las fuentes y una valoración de su credibilidad, que se une al fenómeno de la information overload, es decir, del exceso de información, que caracteriza a la Red desde que se ha convertido en un fenómeno de masas. Por otra parte, la misma libertad de expresión potencia un útil control social ejercitado por los bloggers sobre los grandes grupos mediáticos y sobre las grandes agencias de información.

Dios y la blogosfera

Antes de concluir estas reflexiones, podemos preguntamos si los cristianos y las comunidades eclesiales han valorado los blogs tanto como lo han hecho y están haciendo con intemet en general.

Si buscamos blogs religiosos en la web mundial, no advertimos una particular riqueza cuantitativa y de contenidos. No faltan sin embargo ideas estimulantes o, por lo menos, curiosas. Una de éstas es la “teoblogía” (theoblogy), fruto del blogging theologically, de un “blogger teológico”. Si se teclea sobre el Google el adjetivo theoblogical, se encontrará que aparece en más de 21.000 páginas web, a tal punto que la revista Christianity today ha hablado de una verdadera “revolución teoblógica” y de “blogosfera cristiana”. Es muy variada y comprende espacios de reflexión y discusión teológica entre estudiantes, blogs relacionados con revistas cristianas (Relevant, Touchstone, World, Christianity Today...), espacios personales, también de pastores y sacerdotes. En realidad conviene notar que, más que de una revolución, se trata de un uso más pertinente de la Red, en continuidad con el uso que ya las Iglesias cristianas (y otras religiones) han hecho de la Red a través de sistemas más tradicionales (sitios, mailing lists, newsletters, foros...).

Si nos limitamos a Italia, cabe confirmar la consideración que Marco Schwarz ha incluido en su blog: “En determinado momento me saltó a la vista algo que tenía ante las narices hace más de un año, pero que nunca había comprobado: En los blogs se habla de todo (literalmente de todo) menos de temas religiosos o de fe. [...] Ante todo excluyo que la (falta de) fe esté ausente porque se la considere un argumento demasiado personal, ya que para muchos blogs el concepto de «demasiado personal» no existe”. En realidad, la blogosfera italiana parece que es todavía un lugar de expresión no signado por la presencia eclesial y mucho menos por la reflexión teológica. Existen, sí, algunos blogs personales en los cuales la inspiración cristiana aparece más evidente; existe también algún blog relacionado a grupos eclesiales; pero no existen órganos de prensa y de información con cierta relevancia y de inspiración cristiana que den cabida al fenómeno blog.

Perspectivas

Los blogs no constituyen una revolución conceptual: son en sustancia un modo fácil para publicar on line. Realizan una de las ideas innovadoras que han surgido con la llegada de internet, que no había encontrado hasta hace pocos años una realización tan completa. El fenómeno está evolucionando, y el software se modificará con el tiempo, pero la era de un particular personal publishing que es el blog no está destinada a una próxima desaparición: cambiará la tecnología, y por consiguiente la forma, pero no la sustancia de este “género confuso” de comunicación y de expresión. Los blogs pueden contribuir a reequilibar el sistema mediático en su conjunto, integrando los tradicionales broadcast media, que simplemente “trasmiten” información, con el sistema de los “media de la red”, que valorizan la comunicación relacional entre los que pertenecen a grupos o “redes” de personas.

Podríamos concluir esperanzadamente con una definición del fenómeno blog, acaso demasiado optimista, que se ha escrito recientemente en una revista especializada: “un periodismo que es lugar de participación y construcción de identidad, capaz, gracias a la interactividad y a la multimedialidad, de reunir una o más comunidades de intereses y de propiciar nuevas formas de opinión pública consciente y participante. Un periodismo como don, con un valor añadido que no es, y no puede ser, sólo aquel de la indicación o de la producción de news, sino que debe, de todas maneras, abarcar la profundización, la reflexión, la interpretación narrativa de la realidad: el valor añadido desde un punto de vista legitimado por una relación de confianza y reforzado por la participación”.





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