Buenos Aires unplugged
Las conexiones sin cables copan la Argentina. Cada vez son más los lugares públicos que tientan a sus clientes con combos que incluyen accesos gratuitos a la red. Aquí, te mostramos el mapa porteño Wi-Fi.
Café Martínez, en el barrio porteño de Palermo. Un alarido rompe la tranquilidad dominguera. El gritón es extranjero, de acá a la China. Está sentado solo, con su notebook y una cerveza. “Yeah”, dice con el puño apretado, y golpea la mesa. Nadie entiende nada, salvo los pocos que pueden ver la pantalla de la portátil. El rubio grandote está jugando en un casino on line y parece que ganó bastante. Dos mesas a la derecha, un chico con una diminuta Apple blanca habla por Skype. Parece alemán, o algo así. Al fondo, una adolescente norteamericana chatea. Cada vez que de su notebook sale un pirubín –ese molesto sonido que hace el Messenger para avisar que hay un mensaje nuevo– un señor de mostacho frondoso, que lee Página 12, suspira fastidiado. Los tres extranjeros llegaron al bar con la PC debajo del brazo y comenzaron a navegar por la red Wi-Fi del local. Todo sin enchufar cables ni hacer conexiones raras. Y, lo mejor, sin pagar un peso.
Escenas similares pueden verse cada vez más en bares, restaurantes y hoteles de Buenos Aires y de las principales ciudades de la Argentina. Sólo en Capital Federal hay casi 200 lugares con accesos públicos (hotspots) que dan internet inalámbrica gratis a sus clientes. Hasta la peatonal Florida tiene sus propios hotspots provistos por Telefónica.
El boom sin cables también llega a los hogares, donde es muy fácil hacer que la señal que llega por el ADSL o el cablemodem viaje por el aire hasta la PC.“La cantidad de puntos de acceso públicos en Capital Federal creció un 297% en el último año. Tenemos 184 registrados, pero la medición es compleja porque aparecen nuevos todos los días”, asegura Luis Guaragno, gerente de marketing de Marco, una consultora especializada que realiza el mapa de hotspots porteños. “El usuario móvil usa estos lugares como centro de reunión. Aprovechan la conectividad gratuita y reclaman y se enojan si la señal se cae”, asegura el analista.Wi-Fi es la abreviatura de wireless fidelity, o fidelidad inalámbrica.
Se trata de una tecnología que alcanza una velocidad de transmisión de hasta 100 veces más que una cuenta dial-up. Para usarla hay que instalar un access point, una especie de modem que convierte la señal de banda ancha en inalámbrica. Linksys y D-Link son dos de las marcas más usadas y sus productos cuestan entre 300 y 400 pesos. Después, para captar esa señal, hay que tener una computadora habilitada. Muchas de las notebooks y palms nuevas vienen con tecnología Wi-Fi incorporada. Eso sí, no son los modelos más baratos: mínimo, 3.500 pesos.
Otra opción es comprar una placa externa Wi-Fi. Las de las computadoras son del tipo PCMCIA, y las de las palm, SD o CompactFlash. “En el hogar hay que tener cuidado. No es cuestión de instalar un access point y distribuir señal a todos los vecinos. Hay que configurar bien los niveles de acceso.
Una desventaja para la proliferación del servicio es que, por la inseguridad, mucha gente no quiere salir con una notebook a la calle. Si esta situación no fuera así habría muchos más navegantes inalámbricos”, comenta Gabriela Gallardo, de Intel. Pero a la mayoría de los usuarios no les importa compartir. Al contrario. En grandes ciudades, como New York, es habitual que los access point estén en las ventanas. También inventaron un sistema de señales que se pintan con tiza en la calle. Se denomina warchalking e indica que en esa zona existe una red.
Wi-Fi no deja de crecer.
En los Estados Unidos, hay varias ciudades que planean instalar redes para dar acceso sin cables gratuito o muy barato. En Filadelfia, por ejemplo, la red tendrá 350 kilómetros cuadrados y el servicio costará 10 dólares por mes. En San Francisco, Google planea dar un servicio gratuito que se financiará con publicidad on line. Del otro lado del Atlántico, en España, el millonario argentino Martín Varsavsky lanzó Fon, un sistema comunitario en el cual los usuarios comparten su señal con otros.
El filántropo Varsavsky jura que quiere contribuir a la construcción de verdaderos países inalámbricos. Pero Wi-Fi no está solo. Ya tiene otra sigla, parecida pero más poderosa que lo acompaña: Wimax. “Wi-Fi tiene un alcance de 100 metros. Wimax es más potente y tiene un radio de cobertura de por lo menos 15 kilómetros.
Si Wi-Fi es como el inalámbrico de una casa, Wimax es la red celular”, define Ignacio Nores, gerente de marketing de Eartach, un proveedor local de internet inalámbrica que tiene 14 estaciones base Wimax que cubren la Capita Federal y GBA, y las ciudades de Córdoba, Mendoza, Rosario y San Miguel del Monte.Y hay más. El año que viene llegará una nueva versión de Wimax que incorporará movilidad y que permitirá navegar mientras se viaja en auto o en el tren. Y ahí sí, chau definitivo a los molestos cables.
De la Revista Neo
miércoles, diciembre 28, 2005
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