sábado, diciembre 03, 2005

Premian en Alemania un desarrollo argentino

Es un conversor de alcohol en hidrógeno

La Feria de Hannover es la mayor exhibición anual de tecnología del mundo, y se dice que en ella se cierran contratos archimillonarios entre investigadores y empresas. Allí estará en marzo de 2006 el doctor Miguel Laborde y su equipo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que ganó ayer el premio Hydrogen Ambassadors por haber desarrollado un sistema que convierte alcohol vegetal en hidrógeno de alta pureza.

El premio Hydrogen Ambassadors existe en la feria desde hace 12 años. Cada año compiten por él cientos de equipos de investigación y desarrollo. Los pocos premiados pueden exhibir gratis su trabajo en la gigantesca feria. La nómina de premiados de este año, entre los equipos de los países que apuestan fuerte al hidrógeno, incluye una sorpresa: un desarrollo argentino.

El desarrollo de Laborde, en el que colaboró el Ingar de Santa Fe, podría colaborar con el uso del hidrógeno como combustible. El año pasado, con mediación de la Fundación Innova-T, parte de esta tecnología fue transferida por 400.000 dólares a la multinacional química Abengoa.

Pocos meses después, Laborde ganó un primer premio en otra competencia de proyectos energéticos limpios, organizado por la multinacional Hydro-Québec. El nuevo galardón tiene entonces una continuidad.

Una solución sencilla

El llamado "conversor Laborde" elimina el principal problema del hidrógeno como combustible vehicular, que es su almacenamiento. Una alternativa es comprimirlo a 800 atmósferas para lograr apenas el rendimiento del GNC comprimido a 200 atmósferas. Otra alternativa es licuarlo, pero como hay que bajar la temperatura del gas a menos de 260° bajo cero, se pierde hasta un tercio de la energía del hidrógeno en el proceso.

Con el conversor Laborde, la solución es mucho más sencilla: se carga alcohol común en el tanque, y el conversor lo transforma en hidrógeno a bordo, a medida que el motor (una pila combustible) lo demande. Otro aspecto del conversor Laborde es que consta de tres etapas catalíticas, y el producto de la primera es una mezcla de gases llamada "gas de síntesis", la materia prima de casi todos los procesos petroquímicos, de modo que el sistema no sólo permitiría adelantar la llegada de los vehículos de hidrógeno, sino que también podría abrir paso a una alcoquímica -o petroquímica sin petróleo-, basada en el alcohol vegetal.

La cosecha de premios y atención internacional que va creando el conversor Laborde es buena noticia para un país que, como la Argentina, tiene el maíz más barato del mundo para fabricar alcohol y reservas de petróleo y gas que se extinguirán en 2014.

Con la tecnología automotriz actual, el campo puede fabricar alcohol para que el país no se pare. Con la de mañana y este desarrollo de la UBA, podrá fabricar un combustible aún más limpio: hidrógeno.

Daniel Arias http://www.lanacion.com.ar/761629

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