viernes, diciembre 09, 2005

Ver no es un requisito excluyente

Con estrategias adecuadas, las nuevas tecnologías pueden facilitar la inserción laboral y el desempeño eficiente de las personas ciegas o con visión disminuida.

César Fernández es un joven que desde hace dos años está trabajando en Atento Argentina como asesor telefónico, y está más que entusiasmado. Sucede que tras peregrinar por empresas en las que pasaba exitosamente las entrevistas de selección, pero no el examen médico por su visión severamente disminuida, al fin tuvo la oportunidad de demostrar que puede ser tan eficiente como cualquier otro con su mismo perfil.

El testimonio de César, que tuvo su esperada oportunidad de la mano del Programa de Inclusión Laboral para Personas Ciegas (PILC), pudo escucharse durante el reciente Encuentro Regional para el Empleo de Personas con Discapacidad Visual, organizado por la Unesco y la Comisión TIC -Teleservicios en la Sociedad de la Información y la Comunicación- de Usuaria, con el apoyo del Ministerio de Trabajo de la Nación. Y puso en el tapete cómo, si se acompañan con estrategias adecuadas, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden ser un medio propicio para la inclusión laboral de personas ciegas y ambliopes.

"En el proceso de inserción, tanto en el ámbito laboral como educacional, la tecnología es un bien valioso al ser susceptible de adaptarse a las necesidades específicas de personas con capacidades diferentes y de promover su inclusión en el campo de la comunicación y de la difusión de ideas y conocimientos", expresó, tras un amplio análisis del tema, Isidro Fernández, consejero regional de información e informática para América latina y el Caribe, de la Unesco.

La tecnología: herramienta para la equiparación de oportunidades en la inserción laboral fue, precisamente, el lema de la jornada sobre el que reflexionaron académicos, funcionarios, expertos del área y personas ciegas y con disminución visual, de la Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Ecuador. Y en el encuentro quedó claro que para propiciar la siempre difícil igualdad de oportunidades se necesitan iniciativas puntuales que, en este caso, fomenten la inclusión de ciegos y disminuidos visuales en las áreas dominadas por las comunicaciones.

Sonia Boiarov, presidenta de la TIC, explicó cómo desde esta comisión se alienta el teletrabajo entre personas de distintos perfiles y de grupos vulnerables -discapacitados, profesionales desocupados, infectados con HIV, etcétera-. Una experiencia muy interesante es la que expusieron los representantes del PILC, de la Argentina, Chile y Uruguay; un programa financiado por el BID y la Fundación española ONCE, que se desarrolla conjuntamente en estos tres países.

En nuestro país, el programa lo lleva adelante la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Ambliopes (Faica), con el respaldo del Ministerio de Trabajo de la Nación. "Trabajamos en diferentes líneas que tienden a favorecer la inclusión laboral. Y en este sentido, un punto clave es la formación porque, en general, las personas con discapacidad visual están muy poco preparadas para acceder a un empleo", advirtió Ricardo Iglesias, gestor laboral y financiero del PILC.

Así, brindan cursos de inserción laboral, manejo de herramientas informáticas -por medio del Jaws, software especialmente diseñado para ciegos- y temas específicos referidos a ciertas áreas productivas. Además, se ocupan de golpear las puertas de las empresas para difundir las tareas que los beneficiarios pueden desarrollar mediante el uso de las TIC y así hallar posibles empleos. La propuesta suele causar entendibles dudas y temores en un primer momento, precisó Iglesias. Pero quedan sepultados por el asombro, que es cuando Gustavo Ramírez -licenciado en Informática e integrante del equipo del PILC- demuestra cómo su ceguera no le impide dominar al dedillo los secretos de la PC.

Se trata, claro, de una esforzada tarea porque si la compañía acepta la propuesta, se analiza el perfil solicitado para presentarle una terna de candidatos y, a su vez, programar los ajustes necesarios para la posición requerida. Es que el equipo del programa realiza todas las adaptaciones que demanda el puesto del trabajo -instalación de un lector de pantalla y adecuación al programa informático de la organización-, y cubre eventuales necesidades del trabajador, como alguna herramienta óptica, por ejemplo. Además, el proceso de adaptación incluye el acompañamiento a la empresa y al beneficiario durante las entrevistas de selección, la inserción y, con evaluaciones continuas, en toda su actividad laboral. Por parte de las compañías del creciente sector de los call centers, que integraron a los beneficiarios, se escucharon voces complacidas por la experiencia.

"Cuando nos presentaron la propuesta, nos asombró y entusiasmó, pero también nos atemorizó un poco. Al fin, integramos a tres personas que nos demostraron que pueden desempeñarse de manera muy eficiente. Mejoramos el capital social de la empresa y la experiencia nos resultó tan positiva que estamos decididos a replicarla", afirmó Juan Pablo Tricarico, de Clienting Group. Una decisión para imitar y posibilitar que personas como César tengan su oportunidad.

Aromas y sabores delicados

En nuestro país, el PILC cobija a más de 1300 beneficiarios, de los cuales casi 300 trabajan. El equipo se ocupa de encontrar empleos según el perfil de cada uno. Además de los empleados en los call center, otros se sumaron a la cadena de 48 quioscos solidarios, que funcionan en edificios públicos y otras instituciones, o comenzaron otro tipo de emprendimiento. "En Catamarca, con una experta española capacitamos a 14 personas en el testeo de aceites oliva, y hace dos años que trabajan para empresas del sector. Aquí capacitamos a 30 beneficiarios que testean perfumes para Unilever. Otro grupo prueba productos de La Serenísima en los supermercados para controlar por medio del gusto si se cumple la cadena de frío", ejemplificó Iglesias.

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