miércoles, diciembre 21, 2005

Crece grupo antiinmigrantes en Estados Unidos

ARTHUR H. ROTSTEIN, Associated Press

TUCSON, Arizona, EEUU - Cuando se lanzó el Proyecto Minuteman a principios de este año, hubo temores de que racistas chiflados atacarían a los inmigrantes que tratan de ingresar ilegalmente a Estados Unidos desde México.

Pero no hubo derramamiento de sangre cuando cientos de voluntarios se concentraron en el desierto de Arizona en abril para vigilar la frontera y denunciar a los indocumentados a las autoridades de inmigración.

Desde entonces, el movimiento Minuteman cuyo nombre proviene de una milicia rural de la Guerra de Independencia en 1776 ha crecido, con organizaciones en diversos estados.
Uno de los fundadores del movimiento obtuvo una cantidad sorprendente de votos al buscar una banca en el Congreso. Y algunos opositores del movimiento reconocen que no todos los participantes son racistas o extremistas.

La inmigración ilegal y los problemas que genera ha llamado la atención de "un espectro bastante amplio del común de los estadounidenses", dijo Mark Potok, director del Proyecto de Inteligencia, un organismo que vigila las actividades de los grupos racistas. "Esto es impulsado en parte por políticos que se disputan el protagonismo en un asunto que según ellos tiene gran repercusión".

"Hay componentes realmente racistas y antisemitas en este movimiento", dijo Potok, pero añadió que éste "ha atraído personas que no son del Ku Klux Klan ni neonazis".

El creador intelectual del Proyecto Minuteman fue Jim Gilchrist, un contador jubilado de Orange County, California, que reclutó participantes por medio de la internet. Según los dirigentes, se trataba de llamar la atención del país sobre los problemas de la frontera de Arizona con México, el tramo más poroso del límite de 3.200 kilómetros.

Unas 900 personas se presentaron en abril, dice el grupo. Docentes y soldados retirados, empresarios y ex directivos de empresas, algunos armados, estacionaron sus camionetas y furgonetas a la vera de un camino polvoriento cerca de Naco, Arizona, se sentaron en sillas de jardín y empezaron a escudriñar la frontera con largavistas.

Los organizadores dijeron que gracias a los voluntarios, las autoridades descubrieron a unos 330 inmigrantes ilegales. Los críticos _incluida la Patrulla de Fronteras_ dijeron que los Minutemen eran un fastidio. Entre otros incordios, perturbaban las operaciones de la patrulla al activar sensores colocados para descubrir a los indocumentados.

No obstante, el Proyecto Minuteman logró llamar la atención sobre la inmigración ilegal.
En octubre, un grupo mayor de voluntarios repitió la operación en diversos lugares de las fronteras con México y Canadá. Charles Simcox, uno de los fundadores, dijo que a mediados de noviembre se habían organizado una treintena de secciones nuevas.

"Ha entrado en política en los niveles local, estatal y federal, esperamos que en cada distrito de este país", dijo Simcox. "Somos gente seria".

El 6 de diciembre, Gilchrist, un ex republicano que se presentó como candidato independiente en una elección especial al Congreso en su distrito californiano, fue tercero con el 25 por ciento de los votos.

"Las organizaciones de base emitieron una señal clara, de que los políticos deben prestar atención al problema de la inmigración ilegal", dijo Jack Pitney, profesor de ciencias políticas en el Claremont McKenna College.

Gilchrist esperaba que su nueva popularidad ayudara a colocar el tema de la política inmigratoria en el centro de la campaña electoral para el Congreso en el 2007 e incluso la presidencial de 2008. Muchas personas en su distrito, cercano a la frontera con México, está enfurecida por el crecimiento de la población indocumentada.

Dan Stein, presidente de la Federación por la Reforma Inmigratoria, que aboga por límites a la inmigración, dijo que el Proyecto Minuteman refleja una reacción visceral a la "intromisión nacional" por los inmigrantes ilegales.

"Esto tiene una autenticidad que atrae los sentimientos y la mente de la opinión pública estadounidense", dijo Stein.

Celestino Fernández, a sociólogo de la Universidad de Arizona, dijo que es apenas el capítulo más reciente de la historia de la resistencia nacional a las olas de inmigración: primero la china, luego la de los pueblos del sur y el este de Europa.

"Es gente razonable, sí, buena gente, pero reacciona contra los cambios demográficos, así como cada generación anterior reaccionó contra cambios demográficos de personas a la que percibía como distintas", dijo Fernández.

Los Minutemen ven hispanos por todas partes, "más en sus estados, sean del sur o el medio oeste o Nueva York", prosiguió. "Leen sobre la frontera y es como un colador, la gente sigue cruzando sin control y el gobierno no hace nada".

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