Thierry Nataf: “Sin locura no hay grandeza"
El presidente de los legendarios relojes Zenith es un ingeniero tunecino apasionado por el diseño y el arte. Bill Gates y un modelo de 750.000 dólares.
Thierry Nataf es un remolino de energía, un hombre delgado, ultrachic y de piel cetrina. Nació un 1 de abril (en numerología el 1 señala al líder natural) y preside una firma cuyo simbolo es una estrella. Con pulso firme comandó el renacimiento de Zenith, creada en 1875 por George Favre-Jacot, un visionario de 22 años dedicado a la manufactura de relojes de solapa, péndulos e instrumentos para navegación y que en 1900 recibía la medalla de honor en la Exhibición Universal en París.
Desde 1999 Zenith integra el grupo Louis Vuitton Moët Hennessy -el estrecho círculo de 50 marcas que son el máximo exponente del lujo (Fendi, Givenchy, Möet Chandon, Marc Jacobs, entre otras), y Nataf la renovó, la reestructuró y la dio vuleta como un guante. Una de las decisiones cruciales fue detener la producción de relojes de cuarzo, destinados principalmente al mercado italiano, para concentrarse en la relojería mecánica: precisión y exactitud para medir tiempos sumamente pequeños, hasta la décima de segundo.
Antes, este tunecino educado entre los Estados Unidos y Europa pasó por la industria de la moda, las maletas y el champagne (fue vicepresidente de Veuve Clicquot Ponsardin, también del grupo LVMH). La entrevista se hará en italiano; Thierry domina, además, inglés, francés, ruso, alemán, japonés y árabe, y hace cinco años que estudia chino mandarín, ya que Asia es su principal mercado: "El chino es mucho más difícil que el japonés. Pones un acento mal y no entiendes la palabra. Con los chinos también hay que saber numerología, para ellos el 8 es muy importante: es el número de éxito en los negocios".
Con traje negro de Dior y una camisa blanca, Nataf está lejos del estilo neutro y descafeinado del universo deluxe. Duerme cuatro o cinco horas diarias, pero su energía está a tope. Practica artes marciales y "todos los deportes que se deslizan: windsurf, esquí, snowboard".
La suite presidencial del Faena Hotel -mix extraño de suntuosidad y minimalismo- oficia de showroom: posters publicitarios alternan con varios relojes en exhibición, tan complejos como una turbina atómica y tan bonitos como un Monet. Mientras habla, Thierry muestra catálogos con una gráfica exquisita, fotografías, hace admirar las piezas y se las pone en la muñeca.
Describe los relojes con pasión y explica que el más económico que sale de la fábrica en Le Locle, Suiza, cuesta 3.000 dólares. El más cotizado da escalofríos: 750.000 dólares. Su minuciosidad -y sobre todo su vehemencia- podrían convencer a un lapón y venderle una heladera. Aún así, el mejor argumento es él mismo: el presidente y CEO de la legendaria compañía suiza lleva en sus muñecas un equivalente a 3 departamentos de 4 ambientes. En la izquierda, el exquisito ChronoMaster XXT Tourbillon en oro blanco y oro negro -el primer cronógrafo automático en la industria relojera que trabaja a 36 mil alternancias por hora y permite una precisión a la décima de segundo-, con correa de piel de caimán. En la derecha, el mismo modelo en oro rosa y oro blanco. ("Yo escribo con las dos manos, y el hábito de usar dos relojes es anterior a ingresar a Zenith").
Noticias: ¿Su misión fue despertar a un gigante y aggiornarlo? Nataf: Sí, fue despertar a la bella dormida. Zenith tiene una historia increíble, de más 140 años de excelencia y belleza, y algo de eso se había perdido. En 1999 la firma ingresó al grupo número uno del lujo mundial, LVMH, y se hizo muy fuerte esta idea del lujo. Entonces, quisimos unir el espíritu del diseño italiano con la perfección técnica. Yo soy ingeniero y siento un increíble placer en diseñar relojes, en delinear el interior y el exterior como si diseñara un Porsche o un Mercedes, una máquina perfecta.
Noticias: ¿Diseña personalmente cada producto o autoriza y supervisa los materiales, las formas, los detalles? Nataf: Cuando asumí la presidencia, en junio de 2001, busqué un diseñador, pero no encontraba la persona justa. Mi historia personal está vinculada con la moda masculina, con equipajes, etc, y siempre tuve un director artístico importante o yo cumplí ese rol. Para la aventura en Zenith, finalmente, opté por involucrarme en forma activa en la creación de las colecciones. Al inicio tuve un poco de miedo, porque hoy el negocio del lujo es mundial, en Europa, en América, en Asia.
Noticias: En Asia se ha desatado un verdadero furor por el consumo de alto nivel y los productos exclusivos. ¿Es una carrera por ganar prestigio? Nataf: El mercado número uno para Zenith hoy es China y Japón, es algo increíble. Ya en el 2001 tuvimos esta visión de crear una colección de relojes realmente únicos, donde se logre un juego de yin-yan, el shock de mezclar los opuestos. Modernizamos el proceso industrial, renovamos el equipo de maestros relojeros y la gama de productos.
Noticias: ¿Es decir que fusionó tradición relojera con vanguardia? Nataf: Sí, fue un ensamble entre tradición y modernidad. Normalmente, la relojería suiza es muy tradicional, nadie cambia, y arribamos a la idea de fusionar la perfección artesanal que traíamos de 140 años de historia con la innovación y un toque de osadía.
Noticias: Zenith es sinónimo de relojería mecánica, ¿para impulsar la marca apuntó a recuperar la esencia? Nataf: Platón dijo que "Lo bello es el resplandor de lo verdadero", y quise buscar lo verdadero, porque escapa el tiempo, es atemporal. Una casa de lujo es como un árbol: tiene sus raíces y debes respetarla. Lograr que el árbol vuelva a florecer implica tener en cuenta esta tradición, que puede volverse una prisión: fíjate que en la Argentina vinimos en 1870, pero no puedes ofrecer en el mercado el reloj de tu abuelo o tu papá.
Noticias: El lujo es, también, el reflejo de una época… Nataf: Exacto, el avant-garde de hoy será la tradición de mañana. Es una cuestión de cultura, de sentido del equilibrio: no estar en el pasado ni en el futuro, encontrar el punto justo. Hoy y mañana no son enemigos. Por ejemplo, en la línea masculina fue un avance muy fuerte lograr con el ChronoMaster XXT Tourbillon algo que se pensaba imposible: escapar a los efectos de gravedad de la tierra.
Noticias: Suena a astronauta, a algo muy futurista… Nataf: Esta obra maestra en miniatura llevó tres años de investigación y desarrollo de los técnicos y maestros relojeros y fue concebida para compensar la pérdida de precisión del reloj a causa de la gravedad. Para eso se toma el corazón de energía del reloj, se mete en una caja giroscópica y cuando ésta gira, escapa a la gravitación. Gracias a este sistema se conserva el plano de rotación y reacciona contra cualquier fuerza que lo aparte de ese plano.
Noticias: ¿Cuanto cuesta esta maravilla? Dígamelo despacio… Nataf: Tiene su precio, 150 mil dólares (ríe), no es poca cosa. Además de esta técnica, este reloj tiene un look que va mucho más allá que el dinero que se invierte: se compra algo espiritual, una fuerza increíble, un espíritu Zenith.
Noticias: ¿Cuál es la importancia de la marca en la alta relojería de lujo? Nataf: Pienso que la marca tiene un gran rol. Un bello adagio chino dice: "Trabaja para tu nombre y algún día tu nombre trabajará para vos". El Zenith es el punto más alto del cielo, y el fundador de la casa se inspiró en las noches en la montaña suiza para elegir el símbolo.
Noticias: ¿El cuartel general está en Ginebra? Nataf: En Le Locle, a una hora y media de Ginebra. Hay mucho sol, lo que permite trabajar en los relojes con luz natural, y a la noche tenemos un cielo increíble cuajado de estrellas. La leyenda dice que la estrella aporta buena fortuna. En una época se tomó la decisión extraña de tallarla afuera del producto. Cuando ingresé, lo modifiqué inmediatamente. La marca es importante, pero tienes que nutrirla con creatividad, si sólo utilizas el crédito, con el tiempo se desmorona.
Noticias: Además de calidad excepcional, cada reloj de éstos debe asegurar el impacto de lo exclusivo. ¿Siente que fabrica pequeñas obras de arte? Nataf: Claro, para fabricar el más simple de estos relojes se necesitan como mínimo 9 meses, y para los más complejos 30 meses. Tienen 250 piezas que son miniaturas, y viven con la energía humana, porque cuando mueves la mano el rotor gira. Pienso que la humanidad ama los relojes mecánicos porque reproducen el latido del corazón. Como en el arte, está el trabajo de la mano, pero también el poder de la emoción.
Noticias: Se paga la calidad y el sueño que provocan. ¿El hecho de "pertenecer" al círculo de los agraciados es el valor agregado? Nataf: Es que, en cierto modo, "your wear what your are" (usas lo que eres). Cuando veo a grandes hombres de negocios o bellas mujeres muy chic pero con un reloj que…(hace una mueca), no hay un sentido del equilibrio.
Noticias: ¿Qué priorizó en la estética de los relojes? Nataf: Hay una complejidad tal en las creaciones que, verdaderamente, es una totalidad, algo sistémico. No hago brainstorming (tormenta de ideas), no se puede compartir la creación, el reloj está hecho de pequeños detalles. Leonardo Da Vinci dijo: "El detalle hace a la perfección, pero la perfección no es un detalle". La creación es una energía. Y en medio de un silencio como el de la Patagonia, las ideas me van llegando: la caja, el motor, el segundero… ésto en cuanto a relojes masculinos. Para relojes de mujer la ruta es completamente diferente: busco la emoción, la caricia. Imagino a la mujer como una mariposa, trato de captar el espíritu femenino.
Noticias: Además de unir industria relojera de excelencia y diseño impecable, usted tiene que administrar los intereses de sus accionistas. ¿Cuál de las tres áreas le atrae más? Nataf: El más bello regalo es el éxito mundial. En los momentos de creación busco la belleza, la perfección técnica, pero finalmente la medida real del suceso es el business.
Noticias: ¿Cuáles son las máximas complejidades que introdujo en un reloj mecánico? Nataf: El que lanzaremos al mercado, el Grande Class Traveller Répétition Minutes, es uno de los tres relojes más complicados del mundo. Se hizo uno para América, uno para Europa y uno para Asia, y como siempre, con una doble identidad: la modernidad en negro y oro blanco, y la tradición en oro rosa y blanco. Tiene 48 funciones: es un cronógrafo, despertador, puedes saber que hora es en Buenos Aires, en París, en Nueva York, es como una computadora, pero íntegramente mecánico. Este reloj lleva 744 piecitas, 30 personas trabajaron en él durante meses.
Noticias: El precio estará a tono con el nivel de gastos del Sultán de Brunei… Nataf: Cuesta medio millón de euros, cerca de 750.000 dólares. Y hay una lista de espera.
Noticias: Muero por saber quiénes… Nataf: Gente increíble, que tiene pasión por las cosas excepcionales. ¿Uno? Bueno, uno de los grandes capos de la informática mundial.
Noticias: Bill Gates. Nataf: No sé, yo no dije nada (sonríe)
Noticias: En la compra de un reloj de este nivel ¿funciona la atracción por la alta tecnología, que es un factor muy masculino? Nataf: Sí, funciona el clisé de que el hombre se acerca más a la alta tecnología. El Grande Port-Royal Open, por ejemplo, está hecho en carbón, tungsteno y titanio, puede soportar 350 kilos de presión, es increíblemente resistente. No se ve el cuadrante, directamente el motor y los números parece que flotaran; están hechos en TR90, un material con la transparencia del vidrio y la dureza del acero, y que se usó en la trompa del transbordador Shuttle.
Noticias: ¿Las mujeres compran en función de la estética? Nataf: Les importa el espíritu del reloj. Aunque veo una nueva generación de mujeres, la misma que compra la última coupé Aston Martin, interesadas por la tecnología. Hay una convergencia entre los sexos: el hombre devino más soft, y la mujer al revés. El Tourbillon para mujer es el Starissime, con diamantes de 9.9 carates, especialmente tallados.
Noticias: Capaz de provocarle insomnio a Ivanna Trump, si no pudiera comprarlo, digamos…Nataf: (ríe) Es para una superstar como Sharon Stone o Mónica Bellucci, que pisan la alfombra roja y visten haute couture. Hay sólo 25 piezas en el mundo, y el precio al público es 300 mil dólares.
Noticias: Después de pasar por la industria de la moda, de las maletas y del champagne, y antes aún, por la electrónica, ¿qué regla de oro aprendió? Nataf: Hay diversas reglas de oro, pero la primero es hacer lo que me gusta, con pasión. La pasión es el primer motor de mi vida, más que el dinero o el éxito.
Noticias: Es ingeniero y le apasionan el diseño y el arte: ¿sus aspectos racionales hacen buena alianza con los emocionales? Nataf: Es cierto, tengo tres puntos de apoyo: las matemáticas y las cifras son muy fuertes en mí, tengo un pie en el business y un tercero en la creación, que me viene muy naturalmente.
Noticias: Vive entre relojes, ¿lo obsesiona el paso del tiempo? Nataf: Oh, sí, claro. No es una obsesión por el tiempo que pasa, sino una fascinación porque el tiempo es vida, energía. Me gusta envejecer.
Noticias: Caramba, no es frecuente escucharlo en esta época… Nataf: Lo sé. ¿Sabes por qué me gusta envejecer?, el poeta dijo: "On the winds of time the sadness fly away" (sobre las alas del tiempo, la tristeza se va volando). ¿Y qué cosas puedes hacer tú con el tiempo?, no lo puedes controlar.
Noticias: ¿Siente que la vida pasa como una ráfaga y, por momentos, quisiera demorarla? Nataf: Depende. En los momentos de gran alegría el tiempo se va así de rápido (chasquea los dedos), en los momentos duros el tiempo es pesado. El tiempo no es lineal.
Noticias: ¿Quisiera volver alguna etapa atrás, como un mecanismo retrógrado de relojería?Nataf: No, y sin ningún remordimiento. La vida te da la chance, y tú la aprehendes o no. Hago de ésto una verdadera filosofìa del tiempo. Cuando estoy con alguien, estoy al máximo, doy todo lo que puedo dar; pongo toda la energía en ese momento.
Noticias: ¿Su tiempo personal también está rigurosamente cronometrado o se deja llevar, improvisa? Nataf: El noventa por ciento está organizado, y el diez por ciento es locura, porque sin locura no hay grandeza. Mi vida de presidente está planeada para todo el 2006.
Noticias: ¿Y la privada? ¿Es casado, tiene hijos? Nataf: Estoy casado y tengo tres hijos, de 4, 8 y 12 años. Mi mujer es abogada, por eso tengo que ser muy gentil en casa o se divorcia (ríe)
Noticias: ¿Nunca sintió ganas de apartarse del lujo y hacer algo sencillo, como tomar el metro o comerse una baguette en un cafecito de los suburbios? Nataf: Ese es el lujo, comer una baguette y andar sin apuro, tener amigos e invitarlos a comer un risotto en casa. Para mí el lujo no es dinero, no es poder: es darse el gusto, hacer cosas simples que te hacen bien.
Noticias: Su apellido y sus ojos parecen árabes, ¿usted es parisino? Nataf: No, mi familia es italiana, francesa y americana. La rama paterna se fue de Francia a Túnez, en el norte de África, hace 150 años. Algunos de mis ancestros fueron generales de un rey tunecino. Yo nací en Túnez y cuando tenía 11 años nos trasladamos a Nueva York.
Noticias: ¿Sus padres a qué se dedican? Nataf: Vengo de una familia de grandes industriales.
Noticias: Un ingeniero encaja en el esquema, pero también hizo un máster y un doctorado…Nataf: En América hice el MBA en la Universidad de Michigan, y en Francia estudié en la Gran Ecole Telecom, una de las cinco escuelas que creó Napoléon. Telecom forma ingenieros de todo tipo: civiles, mecánicos, electrónicos. Y también hice en Francia un PhD en Marketing. Se lo debo a mi padre.
Noticias: ¿Cómo es eso? Nataf: Cuando tenía 16 años quise crear mi propio negocio de moda e hice un trato con mi padre -yo era menor de edad y necesitaba su consentimiento-. Él me dijo: "Okey, tú haz lo que quieras, pero me traes un diploma". Durante ocho años tuve mi negocio de moda masculina, por eso conozco a toda la nueva generación de diseñadores, como Jean Paul Gauthier: han comenzado conmigo.
Noticias: ¿Cuál es su reloj más entrañable, más significativo? Nataf: Los relojes marcan momentos bellos de la vida. Mi familia de la rama italiana es del Véneto, una antigua familia con palacios, y tiene una tradición: cuando nace el heredero varón se le regala un reloj. Cuando nací, mi padre compró uno que me regaló cuando yo tenía 13 años. Y lo más increíble… era un Zenith. Cuando vendí mi casa de modas me compré un reloj. Cuando me casé me regalaron otro muy bonito. Creo que la gente compra relojes en los momentos importantes de su vida.
http://www.noticias.uol.com.ar/edicion_1511/nota_04.htm
viernes, diciembre 09, 2005
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