sábado, diciembre 24, 2005

"El país debe avanzar hacia la reconciliación", dijo Casaretto

El titular de Pastoral Social valoriza la búsqueda de consensos

En vísperas de la Navidad, una fiesta propicia para la esperanza, la Iglesia insiste en que el país debe transitar el camino de la reconciliación, dejando atrás rencores y resentimientos, como advirtió el Episcopado en su último mensaje. Así lo expresó el obispo de San Isidro y flamante presidente de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, en una entrevista con LA NACION, convencido de que el país debe retomar "la búsqueda de grandes consensos que motiven a los argentinos".

Tras conducir durante seis años el trabajo de promoción social y humana desde Cáritas, Casaretto asumió la estratégica Comisión de Pastoral Social, un área sensible en la relación de la Iglesia con el Gobierno.

-¿Qué mensaje transmite la Iglesia para esta Navidad?

-Primero, recordar que la Navidad significa el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, algo impensable para la humanidad. Para la Argentina, esto tiene consecuencias muy importantes. Si todos somos Hijos de Dios tenemos que ir como hermanos, encontrar los caminos para la fraternidad, deponer rencores y enfrentamientos, priorizar entre todos el bien común.

-¿Dónde se perciben los signos de rencores y resentimientos que denunció el Episcopado?

-Todavía no se pudo superar el hecho de que los grupos siempre persiguen intereses muy marcados. Me preocupa un exceso de presencia del pasado. Necesitamos retomar el tema de la reconciliación de todos los argentinos. La reconciliación pasa ciertamente por la verdad y por la justicia, pero en algún momento tienen que llegar al encuentro del perdón.

-¿Hay voluntad en los sectores políticos de avanzar en el camino de la reconciliación?

-Todavía el pasado tienen mucha presencia y no es un pasado que nos una, sino que tiende a dividirnos. Hay que promover el perdón. Todos los argentinos hemos tenido responsabilidad en los errores cometidos, sean de carácter ético, político, económico. No dividamos la Argentina entre puros e impuros. Reconozcamos que todos necesitamos ser perdonados.

-¿Los sectores más postergados tienen signos de resentimiento?

-Para los sectores más postergados el problema y la preocupación es la subsistencia. En la Argentina todavía hay 400.000 familias que no tienen acceso a ayuda social y están en situación de fuerte exclusión. Es la preocupación más clara de la Iglesia.

-¿Hay espacio para la esperanza en los sectores excluidos?

-En la medida en que la Argentina siga creciendo económicamente, habrá una buena noticia. Al igual que el anuncio del Presidente del pago de la deuda al Fondo Monetario Internacional. Son pautas esperanzadoras. No podemos todavía prescindir de los planes sociales, aunque sí hay que trabajar mucho en sus transformaciones. Otro desafío es ver cómo se le puede dar trabajo legítimo a todo el mundo.

-¿Cuáles son las urgencias más inmediatas en el plano social?

-Hay dos grandes tareas: trabajar en la reconciliación de los argentinos y ayudar a que los grandes consensos motiven a los argentinos a ir detrás de esos acuerdos. El presidente Kirchner comentó la semana última que para el Bicentenario de 2010 quiere sentar las bases de un gran plan de desarrollo nacional. Eso sería muy importante.

-¿La relación con el Gobierno está hoy deteriorada?

-En este momento no hay demasiada comunicación en la relación directa con el Presidente. A la Iglesia, de todos modos, le debe importar tener diálogo con todos los poderes del Estado.

-¿Le preocupa a la Iglesia la reacción del Presidente frente al último documento episcopal?

-Yo lo atribuyo a una desinformación del Presidente. No hubo una lectura atenta del documento. La Iglesia pretende ponerse al servicio del país y de ninguna manera dificultar la acción de un gobierno. Todo lo contrario.

Por Mariano de Vedia, de la Redacción de LA NACION

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